TMti vecino me sorprende diciendo que acaba de sentir que es poeta y que su vida estaba vacía porque era poeta y no lo sabía. Como son las diez de la noche y estoy cansado por la jornada laboral, le pido pruebas rápidas porque va a empezar Salsa Rosa y no está el horno para odas (se acaban de separar Eugenia y Fran y con papeles). "Siento la soledad como un perro / rabioso y gris / que se me agarra al alma / que me aprieta / y me duele mucho la soledad / en el alma". Bien, como tengo datos de primera mano, le pregunto si lo del perro tiene que ver con ese chucho gris que ladra por las noches. "No se lo ha llevado a la playa". No se lo ha llevado su esposa que disfruta la soledad en La Antilla comiendo chocos fritos y leyendo a poetas universales. "Se llevó el libro de Neruda y me dejó al perro. Y me muerde". La soledad tiene estas cosas. Te quedas solo en casa sin Neruda y viene tu perro y te muerde. la poesía tiene esas cosas, que te pones a escribir, intentas profundizar en tu interior, sentir, como dicen en los talleres literarios, llega tu perro, te muerde la pierna, y escribes un verso como el que me acaba de leer el vecino sintiendo los dientes del perro en la piel. Los vecinos tienen estas cosas, te ven tranquilo en casa, se quedan solos en verano, saben que es el centenario de Neruda , les muerde el perro y se creen poetas.

"Neruda hacía lo mismo. Miraba al mar, miraba a Matilde , miraba las caracolas, miraba a Chile, y escribía lo de los versos más tristes y tal...". Como anuncian que va a comenzar Salsa Rosa , le doy un abrazo de colega, le llevo hasta la puerta y le aconsejo: "No leas tanto Babelia , Benjamín Prado no es de este mundo y no tiene perro ni esposa".

*Dramaturgo y director del Consorcio López Ayala