Hablemos aquí de la polémica recientemente suscitada entre la Xunta de Galicia y la Junta de Extremadura en torno a la fala . En mi opinión, aquí se han mezclado conceptos e intereses: por un lado está el nivel científico del habla y, por otro, el nivel partidista que algunos quieren otorgarle. Como dijo el profesor de la Universidad de Extremadura Antonio Viudas Camarasa , "una cosa es conservar el patrimonio lingüístico y otra cosa utilizar el patrimonio lingüístico". Dividamos pues el escrito en los dos niveles mencionados: científico y partidista.

Nivel científico

La fala es un habla de transición, románica, de matriz gallego- portuguesa, con reminiscencias astur- leonesas, aroma del castellano antiguo e incluso del ladino que los sefardíes se llevaron consigo . Se trata de un habla peculiar concentrada en el valle de Xálima, en las localidades cacereñas de San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno. Su instalación en esta zona data de la Edad Media, concretamente de la época de Fernando II y Alfonso IX , de la Reconquista. Estamos hablando de un patrimonio lingüístico de más de 900 +++++++ pervivencia oral, que no escrita hasta bien entrado el siglo XX en algunas revistas. Es un habla familiar, enseñada de padres a hijos, fomentada en las escuelas, en congresos de investigadores y por la Junta de Extremadura, declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial.

Con un mismo tronco común, esta variedad lingüística extremeña se habla con ligeras diferencias en las tres localidades anteriormente citadas: el mañegu en San Martín de Trevejo, el lagarteiru en Eljas y el valverdeiro en Valverde del Fresno.

De todos modos, tal y como apuntaba el profesor Viudas, "faltan documentos, faltan estudios, no hay testimonios escritos", por tanto, el origen no está del todo claro.

Nivel partidista

Hace unos días, el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) hizo unas declaraciones intentando apropiarse de un habla --según ellos gallego-- que se utiliza autóctonamente al norte de la provincia de Cáceres. Como han señalado varias personalidades (incluida la Junta de Extremadura), es un intento del BNG de extender el gallego fuera de Galicia, un intento de fomentar un sentimiento nacional, ahora que está de moda eso de los nacionalismos y las nacionalidades. Un intento calificado por el ejecutivo extremeño como delirio imperialista . Pero, a pesar de las formas, ¿no es así realmente?

XQUERAMOSx o no, estamos viviendo en España un momento político delicado (o cuanto menos importante) en torno al tema de las nacionalidades históricas: Cataluña, País Vasco y Galicia, o si se prefiere: ERC, PNV y BNG. En Cataluña (siempre pionera en estos aspectos) esto ha fructificado: el Estatut... Cataluña es el espejo en el que se mira el resto. El afán expansionista del BNG puede verse reflejado en el hecho de que ellos no van a ser menos si el catalán se habla también fuera de Cataluña (aunque con variantes).

Recordemos el objetivo último y primordial por el que luchan todos los nacionalismos: la independencia. Este es el fin, pero se necesitan unos pasos intermedios que cualquier nación ya configurada siguió en el siglo XIX fundamentalmente o antes. Primeramente, tienen que nacer unas señas de identidad nacional y voluntad de pertenencia a esa nación . Tras identificar lo cultural con lo político, se luchará por institucionalizar políticamente esa nación en ciernes, esto es, crear una constitución o algo similar (Estatut...). De esa forma llegamos a la autonomía política, que no independencia, todavía. Posteriormente, el nacionalismo buscará la consideración de la diferencia por parte del Estado como último paso para lograr la independencia. Pues bien, esto que podríamos llamar teoría de la Historia sucede en España hoy en día. Si el BNG consigue expandir más el gallego (la lengua es el gran símbolo nacionalista) podrá expandir su territorio , por lo que la polémica sobre la fala se acaba convirtiendo en un simple interés partidista y electoral. No nos confundamos, una cosa es la política y otra la cultura, no van juntas, aunque a veces se relacionen. En lugar de salvaguardar ese patrimonio extremeño (o español si se quiere, pero no gallego) lo que hacemos es utilizarlo para lo que nos interesa. ¿Y luego nos quejamos de que no se valora la cultura? ¡Basta ya de sensacionalismos y demagogias!

Sé que me he preocupado más del aspecto político de la polémica, pero en mi opinión es lo que alimentó todo esto, no había ningún interés cultural.

*Estudiante de Filología

Hispánica de la Uex