Periodista

Ahora que tenemos en nuestras carteleras la película Dogville y ha sido aclamada en Europa Good bye, Lenin!, todavía más se me aparece por las esquinas Bertolt Brecht; y es que tendemos a considerar que nuestro pequeño mundo es todo el universo. Si estás en la política, lo que se dice en un pleno municipal (a veces, solemnes tonterías repetitivas del mensaje del gurú del partido) pasa a ser materia de discusión de todos los ciudadanos; si escribes un artículo, sueñas que lo han leído miles de personas; si se produce una discusión mediática, que la ciudadanía entera participa del debate; si contemplas el Badajoz-Villanovense, crees que millones de aficionados se preguntan dónde se perdió el fútbol. Y salvo la coincidencia masiva (a veces, penosa) de temas relacionados con la salsa rosa del corazón, por muy negra que sea, el resto es silencio ominoso en el valle de la indiferencia.

La Constitución ha cumplido 25 años y se ha conmemorado con gran pompa. Lo merecía. Sin embargo, la discusión sobre la conveniencia de su reforma, adecuación y adaptación a los nuevos retos no ha calado entre lo que llamamos personas de a pie, salvo ese señor que nos gobierna, el áspero Aznar, que ya ha pontificado que el Senado ni se toca y así coincide con el análisis simple de la mayoría. Y eso que malos tiempos le soplan en la oreja, pues hasta el mismísimo compadre Berlusconi se ha aliado con Italia y Francia para rechazar la propuesta española sobre el reparto de poder en la Unión Europea. El sigue, fiel al pensamiento que mamó, inasequible al desaliento.

En Extremadura, dos seudo polémicas saltaron a los medios. La del AVE y la del reparto de la publicidad institucional. Lo del tren de alta velocidad puede convertirse en el más estresante culebrón hasta que empiece a circular (con suerte y mucha fe ¿año 2011?), pues los hay que ya quieren comprar el billete. Un servidor aconseja que se recorte el excelente resumen del excelente Artemio Baigorri publicado el lunes en este periódico y se remita por correo a todos los ciudadanos extremeños, tanto del PSOE como del PP, pasando por IU, verdes, abstencionistas, agnósticos, ateos y despistados. Y luego se haga un respetuoso silencio.

Hay que señalar que España está a la zaga de Europa en la venta de periódicos, que el 50% de la población no lee nunca un libro y que por lo tanto toda su fuente del conocimiento de la actualidad pasa por la radio y, sobre todo, por las televisiones. Incluso hay algunos que creen que no se ha muerto Franco.

En cuanto a la segunda, es una maniobra tan burda de distracción que mueve a la risa en la recóndita entraña. Cuando la concentración del poder mediático en manos del Gobierno aznarino es de tantas proporciones que hasta ha traspasado fronteras, cuando por primera vez en la historia se hace una huelga en la delegación de RTVE en Extremadura, a los populares sólo se les ocurre decir que la Junta extremeña prima a Polanco repitiendo las mismas sandeces de siempre. Y como todo cae por su propio peso --o por efecto de la gravedad, como dijo el cabo-- el personal se fue de puente a comprar hasta hartarse a los grandes almacenes para satisfacer su insaciable instinto consumidor. Que es lo único que le importa. Good bye, Dogville .