Somos una pareja de jubilados que decidió pasar una semana de vacaciones en marzo viajando por Extremadura. El segundo día estuvimos desplazándonos por una carretera tranquilo entre Guadalupe y Trujillo en nuestro coche alquilado disfrutando del campo, cuando vimos unas cigüeñas al lado de la carretera. No habíamos visto nunca antes las cigüeñas silvestres, pusimos las luces de emergencia y paramos al lado de la carretera para mirarlas. Al segundo de parar, el coche de detrás, que era de la policía, sonó su bocina y, sin bajarse, el conductor indicó con las manos que debíamos continuar. No entendí el problema pero obedecí y continué el camino. Después el coche de la policía nos adelantó y desapareció. Cinco minutos después dos policías en moto nos pasaron y nos pararon. Un policía, después de mirar nuestros documentos, nos dijo que habíamos parado donde había una línea blanca al lado de la carretera. Expliqué que no sabía que era ilegal (en Inglaterra se utilizan dos líneas amarillas en sitios donde no se puede aparcar) y que yo había parado un momento solamente. El policía era cortante y no quería escuchar. Me puso una multa de 49 euros que pagué. Estábamos acostumbrados a que en otros países la policía ayuda y guía a los turistas. Esta vez me sentí amenazado.

Nos ha gustado mucho el resto de nuestras vacaciones pero siempre que hemos visto a la policía sentíamos miedo de que nos pararan para multarnos.

No volveremos a un lugar donde la policía utiliza a los turistas como un medio fácil de extraer dinero.

Chris Forbes **

Windnes