Recientemente el Parlamento Europeo ha votado en contra de los acuerdos de pesca de la UE y Marruecos. Los daños derivados de esta decisión que provoca el parón de parte de nuestra flota pesquera al no poder faenar en aguas saharauis, que no marroquíes por mucho que algunos se empeñen, en los dos meses y medio que quedaban de prórroga del acuerdo pesquero ha sido valorado, a modo de "cuantificación preliminar", por doña Rosa Aguilar, la todavía ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, en 30 millones de euros.

Este y la siempre bienvenida presión brutal del lobby pro-marroquí, deben ser sin duda los motivos por los que 36 de los 54 eurodiputados españoles han votado a favor de Marruecos en el Parlamento Europeo en este asunto, también la causa de la vergüenza de los 8 que lo hicieron a favor del Sáhara Occidental y qué decir de aquellos que ni siquiera acudieron a votar. Menos mal que de los ocho, los 2 del PSOE y 1 del PP ya han corregido y han solicitado la modificación del voto pues al parecer erraron.

Yo, que soy un mal pensado y creí que los votos a favor del Sáhara Occidental se debían a un reconocimiento y apoyo a la legalidad internacional, he de reconocer que me he equivocado. En lo que no lo he hecho ha sido en prever la reacción de Marruecos. Le ha faltado tiempo para posicionarse como siempre lo hace, aplicando la política del chantaje pues no puede entenderse de otro modo, si no, el que oficialmente se afirme que la suspensión del acuerdo de pesca "tendrá consecuencias muy negativas sobre las relaciones con la UE", también que puede suponer "una reevaluación global de las relaciones euro-marroquíes", lo que sin duda "se podrá traducir en variaciones sobre temas como el comercio de servicios, la movilidad y readmisión de personas y la aplicación del acuerdo de libre cambio". Y pronto dará una vuelta de tuerca más a su política del miedo sacando a relucir si es que aún no lo ha hecho en ámbitos no públicos, el riesgo de Al Qaeda, continuará ocupando ilegalmente el territorio y aguas saharauis y explotando sus recursos naturales y lo que es peor, violando los derechos humanos. Todo ello aquí al ladito y nosotros, mientras, mirando para otra parte y nuestros representantes votando a su favor. ¡Es lo que hay!

José M Sánchez y Torreño **

Plasencia