Doctor en Historia

Releyendo el debate que sobre el empleo se celebró en la Asamblea y relacionándolo con las voces que en nuestra comunidad piden cambios, o por el contrario se amparen en no moverse porque otros no lo hacen, insisto en apreciar que, afortunadamente, el cambio regional lo protagoniza una y otra vez el presidente de la Junta.

Así, el líder de la oposición, avejentado en ideas sigue recurriendo a la figura de Felipe González, ¡de nuevo resucitado!, para tratar de descalificar a los socialistas, sin darse cuenta del orgullo que sentimos por el estilo y el buen gobierno, en términos generales de España, en algo más de una década de máximas responsabilidades.

Huye el PP del debate, aprovechando la tribuna para hacer un panegírico de su improbable actuación al frente del Ejecutivo. No se intercambian opiniones, no se discute, se mitinea en vez del análisis, la crítica desnuda. Se ponen en duda unas palabras contra otras. Se tornan increíbles los datos presentados: cifras de desempleo, de despoblación, de emigración de titulados,... que no coinciden con las presentadas por el Gobierno. ¿Para quién habla entonces? ¿A quién debe convencer?

Por su parte, Ibarra nos habla de la revolución del siglo XXI: las nuevas tecnologías, en las que Extremadura se está convirtiendo en líder, en las potencialidades que va a dar el aumento de la esperanza de vida, en los nuevos yacimientos de trabajo que proporcionarán los servicios... Mientras, Floriano denuncia el intervencionismo y promete grandes y numerosas construcciones. ¿A costa de qué? A lo mejor es que van a estar patrocinadas por las compañías nacionales que están construyendo las autovías de las primeras piedras.