Profesor de Sociología y Trabajador Social

Estoy convencido de que la política social regional debe recobrar nuevos bríos. Vicens Navarro viene insistiendo en que frente a los modelos anglosajones que desertan del bienestar social y el asistencialismo institucionalizado de los Estado Unidos, existe una tercera vía , el modelo norte europeo es el referente de una política social expansiva e integrada con el resto de sectores de los que depende el desarrollo regional.

En algunos de estos países, las políticas del bienestar social no solo están integradas a las territoriales y económicas, sino que son parte central del sistema socio-económico en virtud de la expansión de los servicios sociales a partir de, por ejemplo, la explotación de los nuevos yacimientos de empleo.

En un momento como el actual, en el que parece que los flujos de recursos de toda índole hacia las políticas sociales no son el principal problema, lo que se suscita es el debate sobre el papel que estas políticas deben desempeñar en el desarrollo social y económico de una región relativamente atrasada como Extremadura. Es, por tanto un problema, no ya de recursos, sino de decisiones sobre dilemas esenciales: integración de políticas frente a la compartimentación; centralidad de las políticas sociales frente a continuidad con los modos benéfico-asistencialistas del paradigma populista dominante; la calidad como reto de la prestación de los servicios o burocratización administrativista como respuestas a las demandas sociales, etcétera.

La resolución de estos dilemas desde un punto de vista progresista exige un cierto nivel de osadía política que tiene, en algunos elementos quizás anecdóticos de la política social, su piedra de toque.

Por ejemplo una política social expansiva debe institucionalizar la red básica de servicios sociales que los trabajadores sociales rurales prestan, tan vocacional como aisladamente, en las localidades y comarcas de la región. La atención a sus demandas de estabilidad y profesionalización es un reto al que la administración autonómica debe hacer frente, ya que es la promotora de esta red. La extensión de las infraestructuras en forma de centros integrales de servicios sociales en las cabeceras de comarca es otra exigencia que debe permitir organizar y visualizar la centralidad de las políticas de bienestar social o, en caso contrario, la marginalidad de unas políticas que se dicen necesarias para la calidad de vida de los ciudadanos. La multidisciplinariedad debe llegar también al medio rural. La acción social no se debe basar en la labor aislada de trabajadores sociales, como ocurre hasta ahora, sino más bien expandirse a partir de equipos comarcales integrados por asistentes sociales, sociólogos, economistas, etcétera.

¿Qué define una acción política de otra? Probablemente los criterios de calidad con que se prestan los servicios sociales, su extensión y su gestión integral como garantía de la universalidad exigible a los mismos.