De los tres tipos de comicidad que existen, esta impertinente ha preferido siempre la verbal. La de los gestos es la más simple y provoca la carcajada a cualquier mente por muy poco formada que se encuentre. Al dinamismo, la mímica y también, por qué no, al mal ajeno, se debe esa risa que pone alas en el alma de los grandes, cuando los peques se desternillan ante los dibujos, los titiriteros o las marionetas, ya por el príncipe que le pega con un garrote a la bruja mala: -¡Toma, toma y toma!, ya por el coyote que persigue al correcaminos para terminar siempre apaleado como Don Quijote frente a los molinos.

La comicidad de situación es más compleja y difícil de apreciar. Se relaciona con una coyuntura absurda, un despropósito ridículo y sutil. Un humor inteligente y culto en fin. Sin aspirar a tanto, a una lo que le produce hilaridad inmediata son las palabras. En ese sentido se siente afortunada porque su profesión le ofrece múltiples ocasiones para el deleite. Entre esas perlas de los exámenes donde las Glosas Emilianenses aparecen ubicadas en el Monasterio de "San Millán de la Cogorza", y esos hallazgos geniales que identifican a Isabel Preysler como la amada de Garcilaso de la Vega, (por Isabel de Freire), no hay momento para el aburrimiento. Recuerdo un examen de historia en que una chica que no se sabía Mesopotamia decidió explicar Egipto a su profesora, ciñéndose a la figura de Cleopatra y terminando su explicación con que la fastuosa reina "Se mató con una serpiente o culebra. Se autosuicidó".

Ayer un chico me definió suicida como "alguien que se mata para matar a otra gente" y percibí una vez más de qué modo la tenebrosa actualidad determina el modo en que aprenden el lenguaje. Es comprensible en el caso de un muchacho que está en proceso de formación. Pero lamentable en el de los diputados de Podemos y su denuncia ad nauseam de "las políticas austericidas del PP". Es decir, que matan la austeridad. ¿Es que no saben ni lo que dicen estos? Sería cómico si fueran cómicos, pero son padres de la patria. Lo sepan o no.