En las últimas semanas me está costando más de lo normal sentarme a escribir esta columna. Desde el pasado 20 de diciembre la política no da para mucho más que para espectáculos, reproches y críticas. Mucho monologo y poco diálogo. Quizá esa sea la causa principal. Como periodista, me gusta escribir cuando la actualidad hace que las ideas lleguen de par en par, y te asalten nuevas que te desmoronan todo lo anterior. Dar por terminado un artículo, poner el punto y final y que los párrafos del siguiente ya estén dando vueltas en tu cabeza. Nada que ver con la situación actual: una siesta constante que ya dura demasiado, como si el siempre movido invierno hubiera dejado paso al tranquilo verano sin que hayamos sido advertidos de ello.

Hace unos días tuve que asistir a la exposición multisensorial que ha montado uno de los diarios más importantes de nuestro país para celebrar su cuarenta aniversario. Una vez allí, aproveché para perderme unos minutos por su historia, que es, a fin de cuentas, la nuestra: el terrorismo de ETA, la aprobación de la Constitución, el 23-F, los primeros pasos en democracia... Cuando recorría los pasillos fui entendiendo que esa desgana de escribir tiene una causa: la pantomima a la que asistimos desde las últimas elecciones. Pero aquella exposición me hizo preguntarme algo más, y más importante, ¿cómo serán los próximos cuarenta años? ¿Vibrantes como los que han pasado, o estarán impregnados del hartazgo y la pantomima actual?

Política y periodismo y políticos y periodistas siempre hemos ido de la mano. Hemos evolucionado juntos y nos hemos retroalimentados. Mientras las nuevas generaciones de políticos daban sus primeros pasos en democracia, se consolidaba la libertad de expresión. Ahora, los políticos parecen haberse olvidado del mandato que los ciudadanos les damos, y se muestran hastiados de todo. Los periodistas celebramos embriagados de felicidad los cuarenta años de un medio mientras nos ponemos de perfil ante los despidos de su competencia, que por primera vez la semana pasada paró sus rotativas. ¿Brindamos, entonces, por otros tantos años más de buena política y buen periodismo?

Twitter: @jmmartinache