Catedrático de Nutrición

El consumo de pollo baja, el sector productivo se ve perjudicado y el consumidor se priva de una buena proteína que no es cara. La razón: la gripe aviar, grave en algunos países asiáticos. Esta gripe se puede transmitir a las personas por contacto con animales enfermos, pero el contagio por vía alimentaria no es evidente, o es poco probable, y el problema queda muy lejos. Se han suspendido las importaciones de pollos de los países afectados y se han extremado los controles.

Hay que seguir vigilando, pero, por ahora, no hay razones que justifiquen no consumir el pollo de aquí, bien cocinado, y estaría bien que pagáramos por él el precio que vale. Estamos ante una de las caras negras de la globalización, que hace que todo vaya para arriba y para abajo, que todo esté patas arriba.