La decisión del Vaticano respecto a las cenizas de los difuntos, que, como se sabe, ya no podrán conservarse en casa, ni esparcirse según la voluntad y el lugar del difunto, etcétera, me ha recordado un artículo de Fernando Savater (‘El exceso moral’, 27-6-06, diario ‘El País’) en el que afirma que la Iglesia católica «vive sobre todo de la gestión de bautizos, bodas y entierros».

Ciertamente, la Iglesia católica vive de muchas más cosas, desde lo que percibe del Estado hasta lo que deja de aportar al Estado, pero la gestión de bautizos, bodas y entierros es un monopolio importante, una partida de ingresos más, y se comprende que quiera gestionar incluso las cenizas de los difuntos, que es un modo de conservar la gestión de los entierros, ahora que está perdiendo la de las bodas a causa de los matrimonios civiles oficia(liza)dos por alcaldes o concejales.

El artículo de Savater dio pie a Rafael Sánchez Ferlosio para escribir, tres días después y en el mismo diario, una carta en la que, tras calificar la frase de Savater como «sarcasmo barato», critica que la Iglesia católica ya no distinga entre opción «de consejo» y opción «de precepto», como antaño, sino que toda opción es hoy «de precepto», lo que comporta --escribe Ferlosio-- «una prohibición moral cruda y desnuda cuya infracción será, sin más, pecado».

Es lo que ocurre con esta decisión del Vaticano respecto a las cenizas de los difuntos, al considerar que «la cremación y las nuevas prácticas de sepultura son contrarias a la fe de la Iglesia». No hay aquí opción «de consejo», en el sentido de dejar a la conciencia de los familiares el uso que hagan de ellas, sino «de precepto», en tanto que, según la prohibición vaticana, al difunto sometido a cremación y cuyas cenizas, etcétera, «se le ha de negar el funeral».

No sé qué pensarán los católicos sobre la advertencia de que no conservar las cenizas en lugar sagrado comporta «olvido y falta de respeto». Es ofensivo. Tan ofensivo como decir que «los muertos no son propiedad de los familiares, sino de Dios, a cuyo lado esperan la resurrección». ¿Quizás hoy, que es día de difuntos?