A perro flaco, todo son pulgas. Además del caso del espionaje político en Madrid, el PP debe afrontar otro escándalo de proporciones aún desconocidas pero que, sin duda, perjudicará aún más sus expectativas electorales en Galicia, Euskadi y el Parlamento europeo. Cinco personas fueron detenidas ayer por orden del juez Garzón en una operación contra la corrupción. Al menos alguno de los detenidos ha estado vinculado orgánicamente al PP, y las empresas de los sospechosos han mantenido o mantienen negocios con administraciones locales y regionales en manos de ese partido, tanto en Madrid, como en Málaga, Cádiz y Valencia. Uno de los arrestados fue testigo en la boda de la hija de Aznar por su amistad con el contrayente, Alejandro Agag. Otro, Pablo Crespo, fue secretario de organización del partido en Galicia y diputado autonómico en 1997 y 1998. En Galicia, el líder regional, Núñez Feijóo, trata de cortar de raíz otro escándalo. El candidato número uno por Ourense en las elecciones de marzo se "había olvidado" de declarar a Hacienda un pago que había recibido a través de un banco en las Islas Caimán, un conocido paraíso fiscal. Al trascender el asunto a la prensa, Feijóo --un hombre de Rajoy-- ha apartado de las listas al candidato, que había fichado para la política hace apenas un mes. Si no quiere acabar por hundirse, Rajoy debe poner orden en su partido y limpiar el partido de toda sombra de corrupción.