WLwa entrevista que mantuvieron ayer en San Sebastián una delegación de los socialistas vascos y otra de Batasuna, encabezadas respectivamente por Patxi López y Arnaldo Otegi, ha desbocado las críticas del PP. Insensibles a la realidad social y al apoyo mayoritario de los españoles a la búsqueda de un final negociado del terrorismo, tal como recoge el Barómetro de Verano que publicamos hoy, los populares han hecho de la negociación con ETA el instrumento principal para desgastar al Gobierno, de forma parecida a como lo fue hasta hace menos de un mes el debate y aprobación del Estatut.

UNA REUNION EXTRAORDINARIA. Solo una interpretación muy forzada --¿cabe decir sectaria -- de la reunión de San Sebastián puede llevar al ánimo de la opinión pública que se ha tratado de una negociación que ha entrañado concesiones políticas. Aunque la izquierda aberzale haya presentado la cita en estos términos, la realidad es que la única condición política sine qua non ha sido la planteada por los socialistas: el proceso de diálogo solo puede tener continuidad si antes Batasuna se aleja de la violencia y cumple las demás condiciones para ser legalizada.

OTRO PASO EN LA ESCALADA. Lo que en otras circunstancias se hubiera tenido por garantía suficiente, en este caso no ha alcanzado a moderar a los profetas del apocalipsis. La caja de resonancia de la derecha extrema ha desbarrado más allá del sentido del ridículo y ni siquiera Rajoy ha sido capaz de contenerse. El líder del PP ha dado un paso tan insólito como peligroso al negar a Rodríguez Zapatero la representación del Estado en la negociación con ETA. De ahí a poner en duda el derecho democrático del Gobierno a llevar a la práctica su programa media una distancia demasiado corta para que no sea preocupante.

UNA SOCIEDAD MADURA. Un partido con 10 millones de votos en las últimas legislativas debería hilar más fino. Según el Barómetro de Verano, el 68,8% de los españoles son partidarios de la solución negociada en Euskadi, porcentaje que incluye a un tercio de los potenciales votantes del PP. Y no se trata de un resultado distorsionado por el espejismo de la paz, porque no se le ocultan a la mayoría las dificultades a vencer, de ahí que solo el 42,1% de los encuestados crean que las conversaciones con ETA llegarán a buen fin. Se trata de un resultado consecuente con la madurez de una sociedad que, 40 años más tarde del nacimiento de ETA y más de 800 muertos después del primer disparo, cree que vale la pena intentarlo.