El presidente del PP, José Antonio Monago, presentó ayer en Cáceres la postura de su partido respecto a la fusión de las cajas de ahorro. Ha sido una iniciativa positiva porque del último pleno de la Asamblea podría deducirse que Monago, y por tanto su partido, tenía una opinión ambigua sobre una cuestión importante para la región. De lo dicho por el líder popular se deduce, en primer lugar, que su partido es partidario de la fusión. Es lo importante: la claridad en la posición, que era lo que se le podía demandar desde el punto de vista ciudadano. Sin embargo, la duda vuelve a surgir un momento después de que Monago se declare partidario, al exigir que la fusión se acometa por "criterios profesionales, sin injerencias políticas y por decisión de sus órganos rectores". ¿Es que su partido cree que no hay razones estrictamente económicas, es decir, de conveniencia para el futuro de las propias entidades, en el hecho de acometer la fusión? Porque si cree que no existen esas razones es el momento de que lo diga. Y si cree que sí existen, es inútil que impute intenciones políticas a una decisión que el propio PP entiende que es económica y profesional. Por otro lado, en ningún caso puede considerarse injerencia política el hecho de que los partidos políticos se pronuncien sobre la fusión. Ni que las Cajas estuvieran fuera del debate político.