La estrategia de confrontación que ha convertido esta legislatura en una larguísima campaña electoral alcanza ya incluso a los asuntos sobre los que parece haber consenso mundial. Ahora le ha tocado al cambio climático. No es extraño. Después de discutir acaloradamente sobre la política territorial, la monarquía, el terrorismo, la inmigración, la memoria histórica... España se nos ha quedado pequeña y necesitamos grandes asuntos planetarios sobre los que discrepar. Es todo tan previsible que sería de risa si no fuera porque en el camino se quedan jirones de credibilidad y a costa de cuestiones que tienen que ver directamente con nuestra vida.

La única incógnita es saber cómo metabolizarán los ciudadanos la histeria política que vive el país, con epicentro en Madrid. Puede que nos llevemos una sorpresa. No sería la primera vez.

Mariano Rajoy pudo tener un mal día. O pasarse de coloquial. O no haber medido las consecuencias que su escepticismo en este tema iban a provocar, dada la sensibilidad política y social sobre el deterioro del planeta. Dicen que él mismo fue consciente del patinazo según pasaban las horas. Pero lo que resulta ridículo es el coro de defensores que sale en su auxilio apurando el argumento de que el clima no cambia, y si cambia es poco, y si es poco, ¿de qué nos preocupamos tanto?

En campaña electoral se perdonan casi todos los excesos, pero al final hay que hacer propuestas concretas. Y sería increíble que un partido que puede gobernar España, no lleve en su programa electoral una batería de medidas documentada y seria sobre uno de los grandes temas que les van a plantear no aquí, sino en todos los organismos internacionales.

Alguien debió pensar en el PP que si sobreactuaban mucho la solidaridad con el desliz del jefe negando la mayor --el cambio climático no existe-- se cerraban la salida. Quizás por eso, Esperanza Aguirre , que en primera instancia apoyó sin fisuras las dudas de Mariano Rajoy sobre el calentamiento del planeta, dio marcha atrás para asegurar que el cambio climático es un tema muy serio.