La decisión --por muy amplia mayoría-- de Unión del Pueblo Navarro (UPN) de que sus dos diputados en el Congreso apoyen los Presupuestos Generales del Estado amenaza con provocar la ruptura con el PP. La decisión de los foralistas navarros es abstenerse cuando se vote la enmienda de devolución que presentan quienes son sus aliados en el conjunto de España, lo que Rajoy y su gente no aceptan.

UPN y PP firmaron hace 17 años un pacto según el cual los populares renunciaban a tener organización propia en Navarra y a presentarse, por tanto, a las elecciones en la comunidad foral. A cambio, UPN se comprometía a que sus diputados en el Congreso formaran parte del mismo grupo parlamentario que el PP y a votar siempre juntos mientras no fuera contra los intereses de Navarra. Los populares arguyen que ese compromiso no tiene excepciones cuando de lo que se trata es de votar propuestas del PP, como es el caso. De consumarse el día 23 esta ruptura de la disciplina de voto, el PP dará por roto el pacto y volverá a organizarse como tal en la esa comunidad.

El líder de UPN y presidente del Gobierno foral, Miguel Sanz, parece haber llegado a la conclusión de que una ruptura con el PP le traerá más beneficios que perjuicios, sobre todo en la perspectiva de una larga temporada del partido de Rajoy en la oposición. UPN perdió la mayoría absoluta en las últimas elecciones y solo pudo seguir gobernando porque el PSOE no se atrevió a pactar con los nacionalistas vasquistas de Navarra. Los cálculos de Sanz son que su alianza con el PP le derechiza y que mejor le iría si tuviera las manos libres para pactar con el PSN-PSOE. Con ese análisis, la ruptura resulta inevitable.