TCtada vez que las estadísticas de empleo aparecen somos víctimas de burdos engaños: Nos intentan vender como creación de puestos de trabajo la firma de contratos que pueden suponer trabajar tres días a la semana de 7 a 9 reponiendo refrescos en un híper y cobrando poco más de 60 euros. La picaresca hace su agosto precisamente en ese mes y son ya muchos los empresarios que envían al desempleo a sus trabajadores y los vuelven a contratar en septiembre.

¿Cómo es posible que existan fijos discontinuos cuya única discontinuidad sea agosto sin que las inspecciones de trabajo hagan nada? ¿Cómo se permiten contratos de lunes a viernes que son reanudados tras el fin de semana?

Intentan vendernos la flexibilidad laboral como una apuesta de futuro sin tener en cuenta que esos que la predican son incapaces de otorgar una tarjeta de débito a quienes no tienen un trabajo fijo. La precariedad es pan para hoy y hambre para mañana porque lo que ahorra en gastos sociales el empresario se lo está quitando con la creación de pobres que trabajan , sin capacidad de consumo para reactivar la economía. La reforma laboral será, sin duda, el examen del talante progresista del Gobierno.

*Profesor y activista en Derechos Humanos