Con la concesión del premio Príncipe de Asturias de los Deportes al expiloto de fórmula 1 Michael Schumacher se repara la injusticia cometida hace dos años, cuando el galardón recayó en otro gran piloto, el español Fernando Alonso, que no tenía ni de lejos el currículo del alemán. El jurado ha valorado en esta ocasión la larga trayectoria del último campeón de Ferrari desde su debut en la fórmula 1, en 1991. Schumacher ganó su primer título en 1994, y en 2004, el séptimo y último de su extraordinaria carrera, en la que ha superado todos los récords, incluido el de Fangio.

Nadie hizo ningún favor a Alonso cuando le concedieron el premio el 6 de septiembre del 2005, días antes de que consiguiera su primer título mundial. Es más, tan provinciana decisión --Alonso es de Oviedo, ciudad sede de los premios desde que se instauraron, hace 27 años-- no ayudó a mejorar la imagen de un deportista extraordinario, que ya lleva dos títulos y tiene aún muchas carreras por disputar.

Las decisiones de los jurados de estos premios han sido, normalmente, elogiadas. Pero ha sido en el capítulo deportivo donde más se han dejado llevar por los entusiasmos del momento, lo que les ha llevado a cometer algún error. Por ejemplo, el piloto de motociclismo Angel Nieto (13 mundiales) no tiene el galardón, que sí tiene, en cambio, Sito Pons (dos títulos).

Schumacher, un caballero del deporte que ha participado en numerosas actividades benéficas, ha visto reconocidos sus "valores humanos", además de una inmensa categoría como profesional del automovilismo. Los premios salen ganando.