No sé la verdad si estaba escuchando a Corín Tellado o a un dirigente político. Al parecer en retórica poética, nuestro presidente del Gobierno, se preguntaba en voz alta cómo podía existir fracaso escolar a los doce años. Por supuesto que hay fracaso escolar a los doce años, y a los once y a los diez.

Querido presidente, la culpa la tiene principalmente la falta de apuesta por la educación pública, la inversión en educación, en políticas sociales y, permítame la sinceridad y el descaro, los políticos o la política, no concretamente por usted, por todos, pero en su breve mandato, también por usted.

No sé si recordará las primeras peticiones de la comunidad educativa ante su llegada al Gobierno. Todas coincidían en una cosa, retomar el pacto educativo y diálogo con la comunidad educativa precisamente para que la Educación estuviera por encima de los vaivenes políticos. Sólo pedían un futuro pacto consensuado por todas las agrupaciones políticas, sin fisuras y, con un solo principal beneficiado, el alumnado. No crea que es imposible, su compañero de partido, el ahora presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, lo consiguió, también siendo presidente, pregúntele cómo lo hizo, aunque le voy a decir cómo no lo hizo.

No lo hizo sentado en su sillón y haciendo cambios legislativos sin consultar a toda la comunidad educativa, a la oposición y a los que no estaban en la oposición. No lo hizo sin contar con el apoyo unánime de partidos políticos, las centrales sindicales, de asociaciones de padres y de alumnos de la pública y de la concertada, de federaciones varias, de instituciones, del Consejo Escolar de Extremadura, y a un sinfín de ciudadanos en borrador abierto.

Hoy todos los extremeños se sienten orgullosos de haber aprobado una Ley de Educación para Extremadura única, por ser la única que está por encima de la política y de los políticos, y como bien dice nuestra ley por nuestro principal beneficiado, el alumnado y con el profesorado como piedra angular del sistema.

Siéntese antes de legislar sin oír. Le quedan dos años, aunque en su día dijo era cuestión de días o meses, tiene tiempo y debería tener ganas. No haga como todos, propios o extraños, dejar su impronta en una ley de educación sin consenso para que niños de 12 años sigan fracasando,

Apueste decididamente por la enseñanza pública, busque puntos de encuentro entre todos y para todos, torne las líneas rojas en opciones o caminos, flexibilizando la Educación, refuerce al profesorado, dignifíquelo y complételo todo con políticas sociales y apoyo a las familias. Logre el pacto tan ansiado y blinde la financiación en estos puntos, verá como ningún político volverá a hablar de fracaso a los doce, trabajarán todos para que no se tenga que hablar de ello.