Es este un presidente muy viajero y no le detienen en sus citas internacionales los problemas domésticos, como la minucia de bronca violenta entre los taxis y las VTC, que ha tornado Madrid y Barcelona en intransitables, sobre todo la capital y sobre todo las inmediaciones de las sedes populares.

Claro que le descargará la conciencia saber que el marronazo no se lo está comiendo su ministro Ábalos sino que se lo ha endilgado a comunidades y ayuntamientos.

Pensarán ambos que tampoco hay mucho riesgo de que tras las municipales recaiga sobre el PSOE la solución del caos, según cantan las encuestas.

Tampoco le han hecho quedarse en casa a Sánchez las arduas negociaciones de esos presupuestos imprescindibles para no convocar elecciones generales, según impresión personal y última de la ministra Montero, que en realidad no sabemos si coincide con el cambiante pensamiento de aquel, aunque doña María Jesús tiene la impresión de que sí.

Ni le preocupa tampoco al presidente que los empresarios le suspendan en su política económica y que ni el Banco de España ni la AIReF se crean sus cuentas, pues ambos opinan que se incumplirá el déficit, y la Autoridad Fiscal además advierte de que los nuevos impuestos ingresarán la mitad de lo previsto.

Nada de eso conturba al mandatario, contentísimo como está del trato recibido en Davos donde nadie le considera un rojo peligroso, según sus expresivas declaraciones.

Sánchez viaja y viaja, y deja a sus gregarios la labor de justificar el lujo de ciertos y cuestionados desplazamientos, insinuando de modo rastrero que al menos él no se atiborra de vino y whisky durante los mismos, como hacía Rajoy.

Una reprueba la cutrez de la justificación y preferiría un presidente que en estos momentos de incertidumbre permaneciera en España. No están los tiempos para viajecitos y sí para dar una imagen serena, templada, prudente pero firme ante el inminente juicio del procés y los disparates prodigados por quienes una y otra vez le piden un gesto para votarle las cuentas y, en realidad, exigen una rendición.