El primer debate de la ´rentrée´ política, dedicado ayer en el Congreso de los Diputados a la crisis económica, no despejó las dudas sobre la capacidad del Gobierno para sacar al país de la "intensa crisis" por la que atraviesa. El presidente Rodríguez Zapatero no se anduvo esta vez por la ramas y reconoció con la expresión citada la gravedad de la situación, aunque tampoco se olvidó de subrayar que lo peor ya ha pasado. En este punto los expertos y significados dirigentes económicos, como el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, parecen darle la razón.

Sin embargo, José Luis Rodríguez Zapatero admitió que la recuperación es "aún incierta" y para estimularla expuso su propuesta de aumentar los impuestos. Una subida considerable, del 1,5% del PIB (15.000 o 16.000 millones de euros), que no detalló en espera de los pactos con otros grupos parlamentarios.

Unos pactos que se antojan difíciles porque, si algo demostró la sesión de ayer, fue la soledad parlamentaria del Gobierno y, en concreto, del propio presidente, que, desde que llegó la crisis, no ha sabido superar el desconcierto, la sensación de improvisación y la falta de liderazgo que ya casi todo el mundo le reprocha. Una falta de liderazgo más acusada dado que Zapatero se erige prácticamente en el protagonista único de la labor del Gobierno. ¿Dónde está la vicepresidenta económica, Elena Salgado, desaparecida desde su esperanzadora irrupción en la negociación de la financiación autonómica? La subida de impuestos, la mayor de la historia en un solo ejercicio, quizás es necesaria para reducir el déficit, pero por sí sola no constituye un auténtico plan para salir de la crisis.

Algunos expertos sostienen que lo mejor es subir el IVA, aunque esta medida penalice el consumo. En todo caso, con la un tanto demagógica afirmación de que aumentarán los impuestos a las rentas del capital y con su retórico giro izquierdista no se resuelve la crisis y Zapatero lo único que puede conseguir al final es un desencuentro con los empresarios, que también deben contribuir a la recuperación económica.

Dado que el Partido Popular confía en que la crisis le lleve a la Moncloa, mientras Zapatero se abrasa en sus contradicciones, cualquier intento de pacto es inútil. Por eso el Gobierno debe tomar la iniciativa. Quizás esa ley sobre la economía sostenible que se anuncia sea un verdadero plan de cambio de modelo económico. Pero, de momento, es una incógnita.