TPtepiño ha superado un momento terrible tras desestimar el Tribunal Supremo el caso Campeón. El, que tanto mandó, --vanitas vanitatis--, reaparece entre un aura luminosa de humildad. El expoderoso rezuma alivio y un tibio halo religioso. "Esto se ha acabado, gracias a Dios. La verdad se ha abierto camino", sermonea el inocente. Me alegro porque el árbol caído suscita pena y ternura. Porque el PSOE poszapateril ha pasado de él cuando todo le obedeció. Porque recuerdo aquellos tiempos en que Blanco, ¡tan parecido! a un personaje de dibujos animados, se alzaba de puntillitas para achacar siempre todos los males de España al Partido Popular. Y le guardo el cariño infantil que sentimos por nuestras mejores series.

Eso fue cuando se erigió en el coloso del partido y ejerció laboriosamente de látigo de la oposición. Aparecía en la tele antes y después de la sopa, trabajador incansable, el gallego. Después sucedió a Maleni , casualmente otra imputada hoy, y cambió sus diatribas por un comportamiento más mesurado. También más profesional. En aquella época empezó a mutar de "Ratoncito Pérez Maligno" a ministro prometedor y enguapado. Según algunos se puso bótox y desde luego se operó la miopía. No sabemos si los párpados también aunque no seré yo quien se lo afee, y supongo que Esperanza Aguirre tampoco.

Dejaré de frivolizar e iré al grano. Blanco no ha dicho aquello del chiste: "todo eran latifundios que fueron tomando excremento", pero sí ha apelado al "fracasado infundio político". Lo cierto es que nadie dio un duro por su inocencia. Los socialistas lo apartaron, la derecha le condenó. La prensa amiga le exculpaba tibiamente y la enemiga le zahería con el "y tú más" para tapar sospechas o vergüenzas. Igual que con otros finalmente declarados inocentes a izquierda y derecha: Soria , Loyola , Bono . Filtraciones judiciales, circos mediáticos, medias verdades, informaciones dosificadas para vender más periódicos. Intrigas de los propios para vengarse. De los ajenos para voltear la tortilla. Carnaza mezclada con delitos por probar ¡El espectáculo continúa!