WCwon estricta ortodoxia en la contabilidad y con cautela política extrema por si hay que cambiar partidas. Así ha presentado el vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía, Pedro Solbes, las cuentas públicas para el año 2005. El equilibrio al que obliga la normativa europea será más difícil porque el Gobierno renuncia al subterfugio de la ley de acompañamiento y aflora los déficit que ocultó en su día el PP en algunas empresas públicas. En cambio, el proyecto de presupuestos presentado ayer recoge los incrementos de gasto ya anunciados hace semanas: mejoras en pensiones, inversión en I+D, infraestructuras y política de vivienda.

El capítulo de ingresos previstos recoge la promesa electoral de que los aumentos de sueldo por la inflación no supongan pagar más IRPF. Pero ese mismo principio corrector no se aplicará a las cantidades, fijadas en 1998, que se pueden deducir del impuesto. El otro anuncio es un primer guiño a las propuestas emanadas desde algunas autonomías: aumentarán más de lo previsto los impuestos sobre el tabaco y el alcohol. Solbes admitió por primera vez que la recaudación de estos dos gravámenes podría relacionarse, en un futuro, con la financiación de la sanidad.