WSw e produjo la primera ronda de negociación de los Presupuestos de la comunidad del próximo año y todo parece indicar que ninguno de los partidos se ha movido de su posición inicial. Mala cosa, pues.

La Junta sigue manteniendo que no va a introducir en las cuentas del 2012 ingresos que no estén comprometidos, como es el de la Deuda Histórica o el de la enajenación de patrimonio a través de la venta de inmuebles (a no ser que fuera solo en una partida condicionada a que se recibieran esos ingresos, como declaró el presidente Monago en la entrevista con este periódico el pasado martes). El PSOE, por su parte, insiste precisamente en que solo el aumento de los ingresos podría ser el necesario territorio común para aprobar las cuentas. IU, mientras tanto, también incide en aumentar los ingresos por la vía de subir los impuestos.

Es coherente la tesis que mantiene el Gobierno regional cuando afirma que no se pueden elaborar unos presupuestos con ingresos que están al albur de una negociación con el central; que están condicionados a un sector tan destrozado por la crisis como es el de la compra de viviendas; o fiados a una mayor presión impositiva en una región como Extremadura, con la renta más baja del país. Hoy más que nunca la disciplina presupuestaria debe ser máxima, porque las cuentas públicas están en el filo de la navaja, amenazadas por un incremento del déficit que, si sobrepasa el 1,3% exigido ya por el propio Gobierno de Zapatero, puede traer consecuencias que comprometan el sostenimiento de la Administración regional en los próximos años.

Pero, al mismo tiempo, y comoquiera que es la Junta la que gobierna y la que debe gestionar el Presupuesto --o, en último caso, la prórroga del actual-- recae sobre ella la responsabilidad de salir de esta situación en la que nadie cambia su posición inicial. Y tiene que mover ficha, porque de nada sirven ya las declaraciones más o menos subidas de tono: imputarle al adversario actitudes irresponsables, inmovilistas, falta de altura de miras, etc. etc. no son argumentos políticos y tampoco sirven para sostener una posición que ayude a solucionar esta coyuntura; al contrario: la correlación de fuerzas en la Asamblea, su distribución aritmética, no se modifica por la vía de la bronca, sí por la vía de la persuasión, de la negociación, del acuerdo.

Cabe la posibilidad de que, como va a pedir el PSOE, las dos enmiendas a la totalidad se voten conjuntamente, lo que abocaría a Monago a retirar su Proyecto de Presupuestos; o cabe la posibilidad de que, si finalmente no se produce la votación conjunta para la cual tiene la llave IU, los socialistas acaben votando la enmienda a la totalidad de Escobar. Sería el peor escenario posible. Para el Gobierno regional y para Extremadura. Por tanto, el presidente debe explorar todas las vías posibles para no llegar a esa situación. Y a la vista de lo ocurrido ayer solo tiene un camino: retirar los Presupuestos antes de que la oposición lo haga por la vía de su fuerza parlamentaria. Si no lo hace perdería Presupuestos y algo más: la iniciativa política, algo que un gobierno, si quiere seguir siéndolo de facto, no debería perder en ninguna circunstancia.