El proyecto de Presupuestos para el 2009 entró el pasado miércoles en el Parlamento extremeño para su tramitación. A expensas de las enmiendas que se introduzcan, que dada la correlación de fuerzas en la cámara es muy difícil que afecten a la filosofía de las cuentas regionales, ya se puede afirmar lo obvio: que son unos Presupuestos para un tiempo de crisis. Y ello principalmente porque 2009 trunca la velocidad de crucero en el crecimiento (en torno al 10%) que se había instalado en el último lustro, sobre todo a partir del 2002. Además, el Gobierno extremeño tiene que echar mano del ahorro (250 millones de remanentes de tesorería: casi el doble que el año pasado), y del crédito (255 millones, casi el triple que en los Presupuestos del 2008). La decisión de los gobernantes regionales es fácilmente entendible porque está motivada por la necesidad: si bajan los ingresos como consecuencia de la disminución de la actividad económica, lo lógico es recurrir a lo no gastado y al préstamo si quiere mantenerse el gasto. Afortunadamente, Extremadura tiene margen para endeudarse puesto que lo que debe la Administración regional representa aproximadamente un 5% del Producto Interior Bruto, un punto menos que la media del endeudamiento de las comunidades autónomas. La relación deuda/habitante es más expresiva de la situación en que se encuentra nuestra región: cada extremeño ´debe´ algo más de 700 euros, mientras que cada español, en tanto que ciudadano de alguna comunidad autónoma, ´debe´ casi el doble: más de 1.200 euros.

Es igualmente entendible, aunque políticamente sea menos justificable puesto que se trataba de una promesa electoral, que la Junta haya tenido que dar marcha atrás en la supresión del impuesto de Sucesiones y Donaciones: en tiempos de crisis, máxime si el gobierno es de izquierdas, es difícil de explicar una rebaja fiscal. Precisamente por ello, no es muy coherente que se haya suprimido el impuesto sobre los solares sin edificar, tal como había anunciado el presidente Vara en el Parlamento en septiembre, cuando explicó sus propuestas anti-crisis. Es cierto que es una figura controvertida y de escasa cuantía ( 3,1 millones de euros en el 2007, menos de la mitad de lo presupuestado), pero lanza un mensaje que socialmente no es entendible bajo esa misma ideología: la de que la Administración no ´castigará´ a los propietarios de suelo edificable por mantenerlo improductivo.

Los Presupuestos apuestan por la mejora de las políticas sociales y empleo (un 12% más que en el 2008), por la Educación (un 6% más) y por la Sanidad (un 7% más), pero prácticamente se estancan, si se descuenta la inflación, en el capítulo de inversiones. La crítica a las cuentas del 2009 que ha hecho el PP pone el acento en que no hay ayudas para los ciudadanos ni la bajada o supresión de algunos impuestos va dirigido a ellos. Es la crítica lógica desde su ideología política, que apuesta por una bajada impositiva para relanzar la economía.