Ayer se inauguró en la antigua Escuela de Ingenierías Industriales de Badajoz el primer parque científico y tecnológico de Extremadura. En los próximos meses se abrirá otro similar en Cáceres y a medio plazo, porque ambos emplazamientos son provisionales, se trasladarán a los campus universitarios de las respectivas capitales, donde estarán cerca de los equipos de investigadores de la Uex y podrán acompasar investigación universitaria con la aplicada que interesa a las empresas.

Con todo, lo que ayer se inauguró no fue solo el primer parque científico de la región, un edificio moderno en el que se han invertido 7 millones de euros y en el que ya hay una veintena de empresas trabajando, sino una infraestructura más de un sistema que pretende integrar los investigadores, los tecnólogos y las empresas cuyos negocios están basados en la investigación y en la tecnología para innovar. Es decir, lo que ayer se inauguró fue una pieza del nuevo modelo de esa economía en la que todos los expertos --no extremeños ni españoles, sino del mundo-- coinciden en que es el camino imprescindible para progresar. Una institución, por tanto, para el futuro laboral en la que Extremadura debe volcarse por oportunidad, pero sobre todo por la necesidad de incorporarse a los modelos de producción que van a ser el sostén del empleo.