Hoy se presenta oficialmente en Madrid el proyecto para optar a la Capitalidad Europea de la Cultura. El próximo jueves sabremos si somos finalistas o no. Se avecina, pues, un acontecimiento que va a tener sensibles consecuencias, no sólo para nuestra ciudad, sino para Extremadura. El sueño está ya más cerca, pues, de lo contrario, sería un jarro de agua fría y un gran revés que Cáceres no se merece, tras haber puesto tantas ilusiones. Pero creemos, firmemente, que ha llegado la hora de que no sigamos siendo la cenicienta del país, al rebufo de los progresos que otras regiones han realizado. Nos jugamos mucho, ya que va en ello nuestro prestigio como pueblo y como región. Hemos esperado pacientes este gran momento, para nosotros crucial, y sin marcha atrás. Estamos, pues, en la recta final, aunque el camino no ha sido fácil, dados los fuertes competidores que también han estado en liza. Tesón se ha puesto, y el esfuerzo, contra viento y marea, ha estado presente siempre, por lo que lo tan ardientemente deseado no puede ser el sueño de una noche de verano, ni la simple ilusión de un colectivo poco maduro y anclado en el atraso, ni menos una idea descabellada, lejos de nuestro alcance.

El camino andado se iniciaría el 23 de octubre de 2003, con la constitución de una comisión gestora, que iría dando pasos de forma rigurosa --desde que Córdoba era la única presentada--, apoyados por la Junta, la Academia Europea de Yuste, PP, PSOE e IU, con ediles de Cultura y Turismo. Se elegía coordinador y logotipo, cuya difusión ha alcanzado cotas altísimas, mientras que Cáceres presentaba en Bruselas su candidatura en el Parlamento Europeo, constituyéndose el Consorcio Cáceres 2016, y, luego, era presentada nuestra propuesta por la actual alcaldesa, como "paso adelante en el estrechamiento de los lazos culturales entre Europa y América". La suerte está echada, y sólo hay que esperar, sabiendo que todos estamos alentando a nuestra ciudad, para que logre dar este salto decisivo en su trayectoria como pueblo, tantas veces preterido. Esta es la hora de la verdad, en que debemos superar la primera valla. Mucho se ha hecho y mucho sudor se ha vertido, pues cuantos han estado en el puente de mando lo hicieron con pericia y vigor, sin cesar nunca nuestro estímulo, esperando que el desenlace sea feliz, pues repercutirá, entre otras cosas, en un más pujante turismo, mayor cultura y mejores servicios.