THtay una cosa que se llama patriotismo, verdadero patriotismo. Es un concepto difícil de sintetizar y, en consecuencia, fácil de manipular. Para lo que ahora nos conviene, se sitúa en la identificación con los intereses colectivos de la nación y con sus compromisos internacionales. Esta clase de patriotismo --podríamos llamarlo constitucional-- debe conminar a abandonar cualquier tentación de ventaja en las causas que a todos nos conciernen. Y ¿qué hay más grave, solemne, generoso e irremediable que entregar la vida por la patria? Los soldados españoles están en Afganistán cumpliendo un mandato de la ONU. Estamos allí y debemos estar porque las responsabilidades internacionales nos obligan a misiones de pacificación. Es parte fundamental de la estrategia contra un terrorismo que nos ha tocado de lleno con el atentando de Atocha. Nuestros soldados son quienes corren el riesgo de estas misiones. Nuestra principal obligación es dotarles de los mejores medios, apoyar emocionalmente su trabajo y rendir el máximo respeto y solidaridad cuando se producen muertes. El Parlamento es soberano, y ahí hay que rendir todas las explicaciones que cualquier grupo parlamentario estime conveniente pedir al Gobierno. Incluso las que pudieran tener una naturaleza cicatera y miserable, porque todas están legitimadas por nuestro sistema parlamentario. Pero lo mínimo que hay que pedir a la oposición es que nos dé tiempo para enterrar los cadáveres con toda la dignidad a la que tienen derecho. El PP está instalado en la revancha como técnica política. La quieren ejercer sobre la ilegítima participación que promovieron en la guerra de Irak que, a diferencia de la misión de Afganistán, no tenía mandato alguno de la ONU. Pretenden utilizar la dignidad de los muertos, exigiendo la consideración de caídos en acción de guerra, para certificar que las dos acciones militares, la de Irak y la de Afganistán, son de la misma naturaleza y no para aumentar los honores a sus deudos. Aunque sea un presupuesto falso, tienen derecho a sostenerlo. Pero primero deberían dar tiempo para enterrar a nuestros muertos.