Consejera de Trabajo

Hoy conmemoramos el Día Internacional del Trabajo, una fecha señalada por las reivindicaciones de todos los trabajadores y trabajadoras del mundo, en su lucha por la justicia social, la igualdad y la solidaridad, por la defensa, en definitiva, de sus derechos sociales y laborales.

La creación de nuevas y mejores oportunidades de empleo estable y de calidad, la mejora de las condiciones laborales y la lucha contra el desempleo y la exclusión social han de ser los motores de una sociedad basada en el estado del bienestar social en la búsqueda de progreso.

En Extremadura compartimos este reto con los sindicatos, los empresarios y los representantes de la Federación Extremeña de Municipios y Provincias. Con el esfuerzo de todos, nuestro modelo social y económico nos permite crecer por encima de la media nacional, edificando una identidad extremeña que antes pocos creían posible.

La sociedad extremeña ha demostrado su capacidad de desarrollo de manera colectiva. La confianza que las mujeres, los jóvenes y las personas con discapacidad, entre otros colectivos, muestran hoy en sus posibilidades de empleo y en su capacidad laboral son claros ejemplos de la transformación de nuestra sociedad, evidenciando el acierto de una apuesta de futuro realizada años atrás y que encontró la oposición de quienes todavía hoy se resisten a aceptar las potencialidades y el desarrollo de nuestra región.

Sin lugar a dudas, este 1.º de mayo lo abordamos desde nuestro rechazo a políticas que sólo generan crispación social. Recordaremos nuestra oposición a una reforma laboral que sólo pretendía retirar los derechos de los trabajadores, y que a la que sólo se dio marcha atrás ante la presión social de una huelga general. Fue inútil intentar que de los ocho puntos aprobados sólo se mantuviera el octavo, que afectaba a los trabajadores del campo extremeño y andaluz. Estuvimos y estamos con quienes entendían que dar marcha atrás en los derechos laborales era dar marcha atrás al progreso.

El paro mundial alcanza a 180 millones de personas, un nivel sin precedentes según la OIT. El año pasado 20 millones de personas se sumaron a las listas de desempleados. A los tradicionales colectivos más afectados, mujeres y jóvenes, se incorporan ahora los mayores de 45 años, una vez que se ha convertido peligrosamente en un práctica extendida cambiar a trabajadores mayores de esa edad por jóvenes a los que se hacen contratos en precario y con menores salarios.

Debemos recordar que la desregulación normativa estatal en materia laboral lleva a los colectivos más vulnerables al borde de la exclusión social; a más de 500.000 hogares españoles a que en ellos no viva ni una sola persona con empleo; al 60% de las familias españolas a que tengan problemas para llegar a fin de mes. El 64% de los trabajadores, incluyendo a aquéllos con empleo fijo, tiene miedo a perder su trabajo, el porcentaje más alto de la OCDE, después de Estados Unidos. Según la información provista por la oficina europea de la Organización Mundial de la Salud, España ha ido descendiendo durante los últimos diez años en el ránking de esperanza de vida entre países de la UE, siendo hoy de los de menor crecimiento de esa esperanza de vida.

Ni podemos ni debemos olvidar que España es el país de la Unión Europeo con mayores tasas de paro, tanto con carácter general como en el caso de las mujeres o los jóvenes, o el país con menor gasto social en familias o en vivienda, que la tasa de temporalidad triplica la media europea o que la siniestralidad laboral en nuestro país es de las más altas de Europa. No podemos olvidar, como no lo hace la Comisión Europea, que no sólo nos alejamos de las medias europeas sino que, además, nuestro gobierno no hace nada por corregir los desequilibrios regionales, como dejó bien claro el ministro Zaplana cuando vino a Cáceres a decirles a los extremeños que el Plan Especial de Empleo solicitado por nuestro presidente al presidente Aznar no era su responsabilidad, aunque sí lo sean los dos Planes Integrales de Empleo que ya ha tenido Canarias, con financiación del Gobierno de España, o los Planes de Reconversión Minera que ya han tenido Asturias y Castilla León.

El Gobierno socialista extremeño seguirá apostando por un modelo de desarrollo económico y social sostenido y sostenible, fundamentado en el equilibrio entre el mundo rural y urbano, en el asentamiento de la población en el territorio. Un modelo que nos ha permitido crecer por encima de la media nacional tanto en términos económicos como en creación de empleo, con el que en los últimos años hemos reducido la tasa de paro en casi dos puntos por encima de la media nacional, cuatro puntos en el caso del paro femenino. Un modelo que en el presente año nos está permitiendo reducir el desempleo, mientras aumenta en España y en 12 de las 17 regiones españolas, y que está haciendo posible que la afiliación a la Seguridad Social aumente en Extremadura casi el doble que a nivel nacional.

El Gobierno socialista extremeño seguirá apostando por el diálogo social y el consenso con los agentes económicos y sociales de nuestra región, seguiremos diseñando planes de empleo que nos permitan actuar sobre el mercado laboral de forma coordinada e integral, sin discursos huecos o palabras vacías; sin propuestas electoralistas o aisladas como las realizadas la semana pasada por el señor Aznar, que dan la espalda a la necesidad de infraestructuras y servicios públicos y domiciliarios.