El país está lleno de prisas, de forma que, luego, cuando se ve el resultado de las decisiones, empiezan los arrepentimientos y/o las rectificaciones a marchas forzadas. Le ha pasado a Julián Muñoz , que se puso el hombre en ejemplar huelga de hambre sin motivo aparente y, cuando vio que había perdido dos kilos, decidió poner fin a tan lamentable merma de masa corporal. No es serio, pero es así. Aquí las huelgas de hambre cuestan siempre un disgusto: o bien al hambriento vocacional o bien a responsable que, asustado, se pliega al chantaje y ve como a los pocos días el exhambriento se pasea airoso en lo que se ha dado en llamar caminata terapéutica .

Ahora el síndrome De Juana empieza a hacer furor entre los acusados en el juicio del 11-M y media docena han decidido seguir su ejemplo, lo cual que los partidarios de la teoría conspiratoria les va a venir muy bien para reforzar así sus argumentos. Pero puestos a sincerarse les veo yo más cerca a estos huelguistas de Julián Muñoz que de De Juana, sobre todo sabiendo que el personal responsable no está por la labor de tropezar dos veces en la misma piedra y más si se imagina uno a media docena de encausados dando paseos terapéuticos seguidos por una docena de vigilantes. Iba a resultar excesivamente llamativo.

Y como las prisas son malas, nada menos que el mismísimo Tribunal Constitucional se tiene que corregir a sí mismo y enmendar su sentencia eliminando un párrafo de la misma colocado allí por error. Hombre, uno comprende el estrés de tan alta instancia y que trabajaron hasta muy de noche, pero intertextualizar un párrafo que no corresponde en nada menos que toda una sentencia tan esperada como la de las listas electorales de ANV, es mucho intertextualizar. No es que la cosa sea grave: se dice que el párrafo no corresponde y punto, pero siempre queda en el personal un regustillo raro, como de duda preguntándose qué ha pasado exactamente y cómo es posible que esas cosas pasen en una sentencia de tal importancia y que se sabía que iba a ser examinada con lupa. No pasa nada, insisto, pero es poco serio. Escasamente riguroso y fruto sin duda de las prisas.

Iba a añadir en este alegato a favor de la tranquilidad y la reflexión las palabras de la ministra de Fomento sobre Esperanza Aguirre a la que sólo veía "o tumbada en la vías del tren o colgada de la catenaria", pero semejante atrocidad no puede ser fruto de las prisas. Naturalmente la otra alternativa es mucho peor. Allá ella.

*Periodista