WEw l Ministerio de Fomento ha prorrogado tres meses, hasta el 31 de enero del 2012, el plazo para la presentación de ofertas en el proceso de privatización de la gestión de los aeropuertos de Barajas y El Prat. Las dificultades para financiar la operación, derivadas de la incertidumbre por el inminente proceso de recapitalización de los grandes bancos europeos, han motivado la decisión del Gobierno. Pero también ha pesado la oposición del PP a que un Gobierno con los días contados decidiera el concurso a pocos días de las elecciones.

Todo bastante lógico y previsible a tenor de los problemas de crédito que se han generalizado en toda Europa y de la provisionalidad inherente a un periodo preelectoral. Lo que es menos explicable es que, con el antecedente de la suspensión de la privatización parcial de Loterías por el temor a completarla por un valor bastante inferior al esperado, el Gobierno se mantuviera en sus trece en cuanto a la privatización de los dos grandes aeropuertos españoles, como si la crisis bancaria no pudiera mellar la operación. Es sensato dejar para el próximo Ejecutivo la sustanciación del concurso, pero debía haberse hecho mucho antes y así, de paso, se habría evitado transmitir que se improvisa. Porque cuando empresas como Abertis, FCC, Ferrovial o Acciona no logran crédito es señal de que las condiciones del mercado son las peores imaginables para operaciones de altos vuelos.