TLtas últimas cifras del paro registrado en Extremadura, octubre del 2004, revelaron un dato que desde nuestra perspectiva sindical es sumamente preocupante: la tasa de paro entre las mujeres prácticamente triplica a la de los varones. Por otro lado, aunque se ha producido un aumento de la tasa de actividad femenina debido a la incorporación de las extremeñas al mundo del trabajo, podemos ver que la tasa de actividad masculina casi dobla a la de las mujeres. Además, nos encontramos que las cifras del paro, tanto de hombres como de mujeres, están exageradamente altas en nuestra comunidad respecto a la de la media nacional y europea.

Si a esto añadimos que la tasa de temporalidad en la región está 12 puntos por encima de la media española, y una fuerte precariedad y diferencia retributiva en la contratación de las mujeres, podemos concluir que el mercado de trabajo en Extremadura manifiesta importantes dificultades estructurales que afectan, en mayor medida, a las mujeres.

En CCOO defendemos medidas que propicien la incorporación al trabajo y la contratación de la mujer en igualdad con el hombre, reclamamos acciones positivas para favorecer la permanencia y la promoción de las mujeres en los empleos, reivindicamos servicios públicos que permitan conciliar la vida familiar y laboral. Llevamos propuestas en torno al empleo, a la formación, a la habilitación de estructuras de atención.

Así, en cuanto al empleo femenino, y como en Extremadura es un problema histórico, llevamos tiempo reclamando políticas activas de empleo a la Administración, pero medidas diseñadas a partir de la perspectiva de género; por ejemplo, una orientación y formación ocupacional encaminadas a romper con las trayectorias profesionales marcadamente estereotipadas e impulsar el acercamiento de mujeres a sectores masculinizados, que además suelen ser los mejor remunerados.

Debería ser a través de esta concertación social como se gestasen las políticas que paliaran los efectos del desempleo femenino y las desigualdades entre hombres y mujeres; políticas que fueran transversales a todas las consejerías, que vinculasen a las administraciones locales y fueran preceptivas para el empresariado, por lo menos para aquellas empresas que reciben fondos públicos.

Estas medidas deberían partir de un análisis en profundidad de las características de cada zona, peculiaridades de cada grupo de mujeres que forman el total de paradas en la región, causas por las que no han encontrado nunca trabajo, motivos por los que nunca acabaron los estudios primarios o las circunstancias que favorecen tan fuertes vínculos de las mujeres con la economía sumergida. La Administración regional tiene una buena herramienta: el estudio que sobre la situación de la Mujer en Extremadura ha publicado el Consejo Económico Social. Este documento no sólo recoge el análisis descriptivo del mercado de trabajo, demografía, educación, también extrae conclusiones y presenta propuestas bien argumentadas.

Sin duda, cualquier iniciativa que se tome para mejorar las oportunidades de empleo para las mujeres debe cumplir estos requisitos: partir de un exhaustivo conocimiento de la población sobre la que se quiere incidir; acordar las soluciones propuestas con los agentes sociales y con las personas a las que se dirigen las acciones y formar parte de un plan integral. La experiencia ha demostrado cómo soluciones muy ingeniosas, que se han puesto en marcha sin acuerdo previo y sin conexión con otras acciones, fracasaron.

Consideramos que la gran diferencia que se muestra entre la situación de los varones y la situación de las mujeres, en nuestra región, está muy lejos de los avances que en materia de igualdad de entre hombres y mujeres se han fijado como objetivos en política de empleo europeas. No obstante, todos y todas debemos seguir trabajando porque es una cuestión de justicia.

*Secretaria de la Mujer de CCOO de Extremadura