He sido bombero en Sant Boi de Llobregat en el periodo 2010-2018. Trabajando solo 72 guardias de 24 horas al año, he asistido a más de 50 actuaciones por intentos consumados o no de suicidio. En nuestra jerga, intento de autólisis. Alarmado por la alarmante frecuencia de actuaciones en los años de la crisis (2013-2014), intenté profundizar en las estadísticas de los suicidios. El resultado fue desolador. Los cálculos que se publican se hacen dos años más tarde de vencer el periodo anual. Las cifras autonómicas hacen sospechar que las cuentas no se hacen bien, hay variaciones inexplicables.

Cuando sale un estudio internacional, de nuevo algunos países no tienen información disponible o salen informaciones inconsistentes. En nuestro propio país hay una gran divergencia entre los datos judiciales y los de salud pública. Imaginen una guerra (contra la enfermedad mental) en la que nadie cuenta las bajas o las cuenta mal. Eso es el suicidio actualmente. ¿En serio existe algún problema que se soluciona sin hablar de él?