TEtn unas pocas horas, Zapatero viajó a Canarias, Barcelona y Palma, antes de iniciar sus vacaciones. A las dos primeras metas le condujeron otros tantos desastres probablemente nada naturales: en Gran Canaria fue evidente la intervención de un pirómano y en Tenerife se sospecha que también, en el desencadenamiento de sendos y pavorosos incendios.

Zapatero viajó para aplacar ánimos con promesas de ayudas y soluciones. Si una cosa tiene difícil solución y remedio son los incendios forestales: tras ellos no hay más que desolación y dolor, y ya es sabida la escasa diligencia judicial para adoptar medidas: de los cientos de detenidos en Galicia por presunta implicación en los fuegos del verano pasado, no hay más que un individuo en prisión. Cabe esperar que en Canarias haya mayores prisas y eficacia más comprobable.

De Canarias, el presidente viajó a Barcelona. Había pospuesto el viaje por causa de la urgencia canaria, pero resultaba igualmente urgente su realización. Como dice La Vanguardia , Zapatero ha repartido promesas para aplacar el enojo catalán. El presidente, concretando algo más, va a vigilar en persona las inversiones del Estado en Cataluña. Tampoco él entiende que siendo tan cuantiosas tales aportaciones brillen tan escasamente.

De algún modo, el presidente está calificando de incompetente a alguno de los administraciones de esos fondos que el Estado aporta a una Cataluña que no termina de levantar cabeza: El Ave sigue sin llegar a Barcelona, los trenes de cercanías son un fiasco tras otro, y por si fuera poco, miles de catalanes se quedan sin luz durante días y hasta semanas, con bastante probabilidad por falta de inversiones de las compañías eléctricas, que sólo una semana después del apagón, tienen la "amabilidad" de pedir disculpas a los usuarios. Decididamente, el comienzo de las vacaciones presidenciales no ha sido fácil ni sencillo.

Por si faltaba algo, le estalla la crisis de los socialistas navarros, que se niegan a darle facilidades a un nuevo gobierno del conservador Miguel Sainz y que ahora, tras múltiples deliberaciones, se inclinan abiertamente por pactar con Navarroa Bai e IU. Zapatero pasa la última palabra a Pepe Blanco , pero previamente ha colocado boca abajo el dedo pulgar. ¿Aguantarán en Moncloa y Ferraz esta rebelión Navarra? La solución, con bastante probabilidad, en las próximas horas...