Historiador

Estamos en plena campaña electoral y en el fragor de esta batalla hay de todo, como lo ha habido siempre. O tal vez más, porque las circunstancias históricas que vivimos así lo condicionan. Y lo ideal en estos momentos es, desde luego, que las distintas fuerzas en liza debatan sus propuestas, hagan balance crítico de su gestión de gobierno o de oposición, confronten sus posturas razonadamente. Pero junto a estas acciones meditadas, está también lo urgente, emocional y unívoco: lo que en buena parte constituye la propaganda electoral, que afortunadamente en muchos casos va unida a una información seria. En este trabajo, candidatos y militantes se afanan, por lo general, con un esfuerzo personal significativo. Es su tarea. Sin duda, su deber.

Del otro lado están los ciudadanos que han de votar pero que no se comprometen con actitudes de entrega a la difusión de una causa. Su derecho es el tomar postura con el voto, pero también su deber. Y su derecho es informarse en los debates, en las confrontaciones, en las informaciones estructuradas; si me apuran, también es su deber. En cuanto a la otra parte, a la receptividad o no ante la propaganda más ligera, como pueda ser recoger en mano la publicidad que en la calle se le ofrece, también es su derecho aceptarla o no; evidentemente, no su deber, pues estamos ante algo secundario en cuanto a la conformación de sus criterios sobre las ofertas políticas. Lo que sí es su deber es ser cortés, como en cualquier acto de la vida.

Ocurre que algunos ciudadanos rechazan esta última publicidad callejera con malos modos, o con desprecio, o con gesto de decir "paso de los políticos". Nada más ajeno a un mínimo comportamiento abierto y tolerante, que sí exigimos y debemos exigir a rajatabla, a quien obtenga representación en las urnas. Llamo, por tanto, la atención en este punto. Ninguna fuerza en liza legalmente aceptada es "una apestada", y hay que aceptar su ofrecimiento informativo, aunque luego, disimuladamente, se deje (échenle un vistazo al menos) en el contenedor de papeles para el reciclado.