La conducción de vehículos bajo la influencia de alcohol es una de las principales causas de accidentes de tráfico en nuestro país. De hecho, la suma de conducción de vehículo e influencia de bebidas alcohólicas predice con muy alta probabilidad un resultado de accidente de circulación. Los estudios en relación a este asunto son numerosos y las campañas informativas y de concienciación han logrado que todos seamos conscientes de los altos riesgos que conlleva este hecho.

A pesar de todo, en nuestro país --y realmente en todos aquellos del área mediterránea-- hay una cultura y unas pautas generalizadas de consumo de alcohol en cualquier momento del día y en cualquier día, imponiéndose ese modelo cultural que parece exigir el consumo de bebidas alcohólicas en las relaciones sociales, en las fiestas, en la evasión de los problemas, etcétera-, siendo una droga totalmente aceptada, de la que se incentiva el consumo y de la que se festejan y excusan los excesos.

Evitar el consumo en los conductores parte, como en todo en esta vida, de la educación de las personas y de la sociedad en general, no sólo en cuanto a conocimientos sino sobre todo en lo relativo a unos exigibles valores éticos, actitudes y responsabilidad personal.

XEL PROBLEMAx del consumo de alcohol es un preocupante tema de toda nuestra sociedad y la conducción de vehículos unida a ese consumo es un asunto en el que seguimos careciendo de una verdadera formación y concienciación --recordemos las sorprendentes declaraciones del Aznar , expresidente del Gobierno votado por miles de españoles, quien expresaba textualmente en relación a las campañas de la DGT: "quién te ha dicho a ti que quiero que conduzcas por mí (-) quién te ha dicho a ti las copas de vino que yo tengo o no tengo que beber"--. Sin embargo, casos como el del exalcalde de Trujillo y el del superintendente-jefe de la Policía Local de Badajoz, han causado una gran alarma social y un fuerte debate entre una ciudadanía que curiosamente ya parecía conocer no sólo estos casos sino otros muchos, de otros alcaldes, concejales, policías, otros profesionales y particulares que cometen los mismos hechos.

Parece que en nuestra sociedad el mayor problema no es la comisión de estos excesos, sino el hecho de que nos pillen cometiéndolos y seamos denunciados por ello, momento en que aprovechamos para arremeter contra las personas en juicios públicos, llevándonos las manos a la cabeza por situaciones más que conocidas.

A un particular le juzgan los jueces; un cargo político además de la pena que establezca el juez, debe asumir el coste político de sus hechos, y un policía es juzgado por esos jueces y además se le exige por estos mismos hechos una responsabilidad disciplinaria, castigándole por tanto penal y administrativamente. Los juicios públicos que se están realizando a Miguel Sardiña e incluso a la propia Policía Local de Badajoz por personas que no conocen en absoluto los procedimientos de alcoholemia, los procesos penales, las responsabilidades disciplinarias del caso, las dificultades del ejercicio profesional, medios, recursos, etcétera- son indignantes y profundamente injustos. No nos caben dudas de que la actuación de la policía local ha sido la correcta y que las responsabilidades penales y administrativas del jefe de policía local serán exigidas de acuerdo con la ley.

Personalmente lamento la decadencia profesional de Miguel Sardiña, a quien he conocido como profesor de agentes y mandos, jefe de plantilla y asesor técnico policial, y que tras una trayectoria impecable ha podido enfrentarse a problemas personales que tal vez le deberían haber llevado a retirarse preventivamente de las responsabilidades que ha ocupado. Seguramente no por ánimo de continuar en el mando, sino porque las carencias de plantilla le condicionaban el pase a segunda actividad, a la que la corporación podría haberle encauzado ya años atrás, evitando este lamentable trance. Recordemos, por otra parte, que este puesto no es un cargo político y que, en cualquier caso, detrás de él hay una persona, con toda su complejidad, vivencias y problemas; por ello, si había dificultades personales conocidas, debería haber recibido asesoramiento y apoyo en prevención, por parte de especialistas en conflictos y riesgos psicoprofesionales, personales y laborales, de los que el ayuntamiento --a pesar de la entidad de la ciudad y lo amplio de la plantilla de personal-- carece por completo.

*Policía local. Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales.

Especialista en Psicosociología.