Somos un grupo de personas al servicio de la Junta de Extremadura que hemos de desplazarnos desde nuestro lugar de residencia. Ello supone no sólo ya el jugarnos la vida y la integridad física a diario en la carretera, sino levantarnos una hora antes (o más, según los casos) y regresar una hora después a nuestros domicilios. Pero no nos quejamos, somos afortunados al tener un trabajo y una misión diaria que cumplir, un aporte al desarrollo y modernidad de nuestra querida región. (¿No es cierto que se hicieron al inicio de la capitalidad, y por parte del ministerio correspondiente, unas viviendas para empleados públicos que luego se reconvirtieron (¿?) en sociales...?). Igual para muchos pudiera haber sido una solución justa, como ya lo fue en otro tiempo, cuando nuestra Administración regional precisaba de operarios de otras administraciones para poner en funcionamiento la nuestra propia (¡ah!, pero los tiempos cambian y nadie se acuerda de los demás cuando ellos están situados).

Curiosamente para el equipo de gobierno (¿?) el ayuntamiento de esta ciudad, nuestra presencia parece causarle algunos problemas y decide, unilateralmente, prohibir el tránsito puntual de los autobuses interurbanos que nos trasladan por el interior de la población, eso sí, ofreciendo el uso de los urbanos, es decir, aumentando el costo diario de nuestro traslado, incrementando el tiempo empleado en el itinerario (¡o piensan llegar a un acuerdo con la Junta para que lo reduzca de nuestra jornada laboral...?, que, en el mejor de los casos puede suponer otra hora más que sumar a las anteriores, entre entrada y salida. Puede, según nos comentan algunos compañeros residentes, que otro gallo cantara si, como ya se hizo con los que traen a las personas de los pueblos limítrofes, se cambiara su parada a las puertas mismas de algún negocio de algún familiar cercano al primer edil municipal, y así aumentar sus ganancias. Tal vez de eso se trate o de eso quisiera que se tratara.

En tanto, seguiremos luchando por algo que consideramos injusto, caso de que se aplique, y justo y coherente, si recapacita y se da marcha atrás antes de producir innecesarios enfrentamientos entre la ciudadanía, cuya única culpa, en todo caso, sería haberse equivocado al elegir a sus representantes. 32 FIRMAS. Mérida