La mayoría de los militantes del PSC siguieron el sábado la máxima de Ignacio de Loyola que aconseja que en tiempos de tribulación es mejor no hacer mudanza y reeligieron a Miquel Iceta como primer secretario.

Su victoria por 700 votos no fue ni mucho menos abrumadora porque el porcentaje del 46,8% obtenido por Núria Parlon es digno de consideración.

Sin embargo, como se demostró tanto en el proceso de primarias -las primeras reales del PSC en toda su historia- como al conocerse los resultados, las diferencias entre ambos eran escasas.

De ahí la cordialidad, la exaltación de unidad y el llamamiento a trabajar juntos que nada tienen que ver con la bronca y abrupta ruptura del último comité federal del PSOE.

Precisamente las relaciones con el PSOE son el primer test que deberá superar el reelegido líder del PSC.

La voluntad de mantener el no al Gobierno de Mariano Rajoy es firme y reiterada, lo que puede agravar el distanciamiento del PSOE si, como parece, el próximo comité federal se decanta por la abstención en la investidura del líder del PP. En este aspecto, la postura del PSC es unánime porque tanto Iceta como Parlon -a la que en algún momento se asoció a Susana Díaz- se alinearon junto al no es no de Pedro Sánchez. Iceta ha aprovechado las primarias del PSC para invitar al PSOE a consultar a la militancia, tal como sigue reclamando el defenestrado secretario general, pero esa consulta no se va a producir.

Si el comité federal obliga a la abstención de los 85 diputados socialistas, en lugar de solo los 11 imprescindibles para que haya Gobierno, el choque con el PSC y quizá con otros sectores está servido.

En cuanto a Cataluña, la línea de Parlon de competir con los comuns pareciéndose a ellos ha sido derrotada por la que defiende recuperar el espacio catalanista no independentista de centroizquierda.

Aunque el PSC no volverá a ser lo que fue por el terremoto que ha sacudido el mapa político catalán, Iceta, que llegó al liderazgo como recurso frente al desconcierto y ahora se ha creído su papel, confía en que las primarias sean el inicio de la remontada. La recuperación dependerá de su habilidad, que es grande, y también de los errores que pueda cometer el partido que prepara Ada Colau, con el que en el próximo ciclo electoral se disputará la hegemonía de la izquierda, lo cual condicionará el tipo de pactos que se configuren.