El pueblo espera que, en la dificultad extrema, su gobernante se ponga al frente de una manera firme; espera de él que le cuente la verdad, que no busque excusas eludiendo su responsabilidad; espera, en definitiva, que lidere el gran esfuerzo de los ciudadanos.

En Extremadura, no. En nuestra tierra ese gobernante elude la primera fila; procura que sus comparecencias sean mínimas y niega el control de su gestión; evita dar explicaciones ante el pueblo en la Asamblea de Extremadura que, según nuestro Estatuto de Autonomía, tiene entre sus funciones «controlar la acción del Presidente y de la Junta de Extremadura y exigir, en su caso, su responsabilidad política». Vara no quiere control de su actuación, que diariamente se comprueba nefasta.

No solo se trata de gestión, sino también de falta de previsión. Se habla de que estamos en un estado similar al de una guerra; no lo sé, por suerte nunca he vivido una, pero, en esa comparación, ‘El arte de la guerra’ de Sun Tzu, da como cierto un hecho: «aquel que no disponga de previsión y subestima al enemigo será, sin duda, apresado por él», y eso es justamente lo que le ha pasado al gobierno socialista. Hemos leído que tanto la OMS como la Unión Europea advirtieron en febrero a España de que hiciera acopio de material para luchar contra el coronavirus, y la respuesta de nuestro ministro fue que «España tiene suficientes equipos de emergencia».

Pero todos hemos apreciado que la situación era otra; solo tenemos que ver que ni siquiera los sanitarios han podido defenderse del ataque por falta de protección. En Extremadura, de los 1.837 casos, 279 son sanitarios, pero si algún responsable de salud sale públicamente a pedir ayuda a los ciudadanos para conseguir equipos de protección, como se hace en otros lugares de España, en Extremadura se le cesa, se le acusa de alarmismo (¡en un estado de alarma!) y se le amenaza con acciones penales.

En esa mala gestión también cuentan los números de la enfermedad. Cifras que se dan sin ninguna ética, pero con mucha estética, maquillándolas para minimizarlas, porque no se hacen pruebas. ¿Cómo se pueden saber la verdad si la Junta da orden de no hacer pruebas en las residencias, que son precisamente donde se da un gran número de casos y de muertes?

Y en un intento de sacudirse esa responsabilidad, no hay nada mejor que compartirla y para eso Vara pretende meter en un saco a toda una «generación de políticos», poner en marcha el ventilador y salpicar a diestro y siniestro para tapar así su mala gestión y su absoluta falta de previsión.

Podremos ver a presidentes de otras comunidades autónomas que ya han comparecido en sus respectivos parlamentos en sesiones de control; aquí la indiferencia hacia la institución democrática es clara y dirán «tenemos mayoría absoluta».

*Ingeniera agrónoma y diputada del PP.