Apesar de la presencia de unos miles de manifestantes en las calles de Estrasburgo, el independentismo catalán no logró protagonizar la sesión constitutiva del nuevo Parlamento Europeo. Salvo algunas alusiones de grupos minoritarios, la causa independentista quedó muy en segundo plano, entre otras cosas porque Carles Puigdemont faltó a su cita con los manifestantes ante la posibilidad de ser detenido tras ver denegada su petición de medidas cautelares por la justicia europea. También ha faltado a sus votantes, a quienes había prometido que estaría en Estrasburgo para lograr lo que llama «internacionalizar» el conflicto. No es la primera vez que las promesas de Puigdemont no se cumplen. Tampoco volvió a Cataluña tras ser elegido diputado en los comicios del 21-D. Un día u otro, el responsable de no convocar elecciones en octubre del 2017 tendrá que rendir cuentas ante sus electores por los compromisos que adquiere y no mantiene. La decisión de Puigdemont de no cruzar la frontera francesa desde Alemania llegó tras la decisión de los tribunales europeos de no permitirle tomar posesión del acta de diputado y tener así la posibilidad de hacer efectiva su inmunidad. La demanda ha sido admitida a trámite pero no ha tenido los efectos esperados por su equipo jurídico. Cada revés judicial pone más en entredicho el argumentario de Puigdemont de que la justicia europea le dará la razón y dejará en evidencia a los tribunales españoles.