TEtl portavoz del Partido Popular, González Pons , podía haber argumentado la negativa de los suyos a participar en la Conferencia de San Sebastián con la seriedad que el asunto requiere, que es nada menos que la posibilidad real e inminente del fin del terrorismo de ETA, pero, fuera porque la seriedad le cuesta, o porque le pilló en domingo, o porque ignora la calidad de las personalidades participantes, se despachó diciendo que éstas, los expresidentes de gobierno de Irlanda y Noruega, el exministro francés de Interior, el exjefe de gabinete de Tony Blair o el exsecreteario general de la ONU, Kofi Annan , "no tienen ni puñetera idea". Si la mirada conforma lo que mira, de suerte que las personas se proyectan al considerar a los demás, atribuyéndoles sus propios rasgos e intenciones, se comprende que González Pons no pudiera decir otra cosa. No tiene ni puñetera idea. O no quiere tenerla.

Una cosa es que ETA, que quiere y necesita abandonar las armas, valore positivamente esa conferencia que le permitiría figurarse que no es que se rinda, sino que lo deja porque quiere, y otra, muy distinta, que de dicha reunión de partidos españoles y mediadores internacionales no salgan los amenes de su existencia, un fin del terror reclamado unánimemente desde hace casi cuatro décadas. Claro que ETA quiere escenificar , teatralizar y darse pisto en su gori-gori, pero hay que ser muy González Pons para no darse cuenta de que eso es ya lo único que ETA puede hacer. Y lo mejor, desde luego, para los demás, que ya no viviremos con la angustia de ser todos potenciales víctimas de su vesanía.

No sé qué sabrá González Pons de Noruega, de Irlanda, de Sudáfrica o de la ONU, pero quienes de allí han venido a la Conferencia de San Sebastián sí saben, cuando menos, dónde está España, qué suerte de calamidad la ha afligido y qué clase de horrores no quiere padecer nunca más. Más o mejor idea que González Pons, en fin, ya parece que tienen.