Periodista

LA MAGISTRADA. Ya pueden echarse a temblar quienes hayan de ser juzgados en Plasencia por la titular del juzgado de lo penal de aquella ciudad tras firmar una condena de cuatro años de cárcel, sin una sola prueba que llevarse a la sentencia y haciendo buenas las peticiones de la fiscalía, como si de su mercenaria particular se tratase. Hay que estar muy muy para condenar a un ciudadano a cuatro años de cárcel por denuncias de abuso sexual sin haber podido ser probadas.

POR VENTURA. El mejor comentarista político que por estas tierras había es la única persona acosada desde hace tiempo, sin nadie jueza que le defienda ni fiscalía que exija condenas a los numerosos poderes fácticos que vienen asfixiándole mansamente y conduciéndole, con premeditación y alevosía, hacia una jaula desde donde su piar, incómodo y molesto, no vuele por los cielos extremeños hasta los sillones poderosos que tanto le temen o hacia los humildes rincones donde las pocas esperanzas de humildes extremeños encontraban alivio y esperanzas identificándose con sus denuncias. Qué crónicas nos estamos perdiendo todos. Ventura es necesario en libertad y su peregrinaje por las ondas o en el papel, también. Quién fue capaz de sacar la espada para defender su ciudad de una muerte anunciada y confirmada por el tiempo, no merece ser condenado por unos hechos que no han podido ser probados. Ni tampoco los ciudadanos de este país, aunque vivamos en Extremadura, tenemos obligación de demostrar a ningún tribunal nuestra inocencia. El presidente Rodríguez Ibarra decía el martes que esta región ya no es la de los santos inocentes , ¿está usted seguro, señor presidente?