ATAQUE A LA LIBERTAD DE EXPRESION. ¿Quién podía imaginarse en la ciudad feliz de don Alonso un ataque vandálico, con premeditación, nocturnidad y alevosía? Los dos cócteles molotov lanzados contra la sede de EL PERIODICO EXTREMADURA ponen de manifiesto a los intolerantes de una ciudad que presume de solidaria y denuncia la falta de protección que sufrimos los ciudadanos por la merma continuada de funcionarios de los Cuerpos de Seguridad del Estado, favorecida por un Gobierno más preocupado del déficit cero y la guerra que en la seguridad de nuestras ciudades.

VANDALISMO. Sabemos de la preocupación que embarga a responsables de policía y guardia civil por este suceso y su empeño por descubrir a los vándalos y llevarlos ante la justicia. Nadie quiere pararse en la simpleza de la gamberrada que alguna autoridad quiso vender. Se ha cometido un acto vandálico y es necesario investigarlo, resolverlo y castigar, de acuerdo a la ley, a sus responsables. La cobardía con que se actuó y la escasez de medios dificultan la acción policial para encontrar pruebas contundentes. Les animamos en su labor y demostrada eficacia.

CONDENA UNANIME. Los violentos cobardes del lamentable suceso que nos avergüenza un poco a todos tienen que sentir el peso de la justicia por su acción vandálica. La sociedad cacereña se ha visto agredida y muestra su dolor y la condena unánime, solidarizándose con quienes directamente sufrieron la agresión, los trabajadores y la empresa de EL PERIODICO. La colaboración ciudadana también puede ayudar a la policía a resolver el suceso.

CASTIGO EJEMPLAR Y LEGAL. Los demócratas sólo podemos actuar como está sucediendo en estos tristes días: enviando a EL PERIODICO nuestro apoyo moral denunciando públicamente a los violentos y esperando el éxito policial con la posterior actuación de la justicia. ¡Qué triste!