WLwa caída de las bolsas en las últimas sesiones, pese a la contención de ayer, siembra la duda de si estamos ante el augurio de lo que puede suceder en la economía mundial o ante una reacción a lo sucedido en los últimos meses y que no se había transmitido de manera adecuada al valor de las empresas o las materias primas. Lo que sí confirman las caídas de los índices es que los mercados no tiene memoria: el susto lo causa la ingente cantidad de dinero que había apostado por tomar préstamos en divisas de países con tipos de interés muy bajos --Suiza y Japón-- que se invertían en mercados emergentes de escasa solidez bursátil, como Islandia, Nueva Zelanda, India y Turquía. Algo que ya sucedió en 1998.

No obstante, si del aviso de los mercados se elimina la espuma especulativa, se puede ver su fondo. La subida incesante del petróleo ha sido, por primera vez, global: ha afectado tanto a Europa y a Estados Unidos como a las principales economías asiáticas. Los precios del crudo han activado la amenaza de inflación y la respuesta inmediata de los bancos centrales, que suben los tipos de interés. Esta espiral es controlable. La originada por los especuladores de bolsa, no. De ahí la inquietud.