TQtué hacen allí los soldados españoles y el resto de sus colegas de la coalición internacional? La versión oficial es conocida: ayudamos a democratizar el país y luchamos contra los talibanes para que esta milicia islamista no vuelva a tomar el poder y se dedique a exportar terrorismo. Al responder a esta pregunta, también suele recordarse que algunos de los terroristas suicidas que perpetraron los atentados del 11-S en Nueva York partieron de Afganistán. Es verdad, pero otros se entrenaron en Alemania o en los propios Estados Unidos. Afganistán es tierra de talibanes, pero también los hay en Pakistán, Irak o Indonesia.

¿Ha servido de algo el oneroso derroche de vidas, sangre y dinero de la coalición a lo largo de los últimos ocho años? Que se hayan celebrado elecciones, no aclara las cosas. El fantasma del fraude está presente en todas las crónicas de los observadores. Karzai, el hombre de Washington, quiere seguir siendo presidente y tiene todas las papeletas para conseguirlo. Sus rivales, alguno de ellos antiguos ministros, alimentan --con datos--, las sospechas de pucherazo. Pero no es lo peor. Lo más grave es que tras años de sacrificio de vidas y tras ingentes desembolsos de dólares, en Afganistán apenas han cambiado las cosas. Las mujeres siguen ocupando un lugar ancilar. El burka y las leyes las sumergen en una ciudadanía de segunda en la que los hombres deciden su destino. Y no sólo en las regiones controladas por los talibanes; también en el Kabul de Karzai.

A mi modo de ver, es la prueba del fracaso de la coalición dirigida por la OTAN. De qué nos sirve tener allí destacados 64.500 soldados --1.230,son españoles-- si resulta que el Gobierno al que apoyamos (Karzai) aprueba leyes que permiten a los maridos castigar a sus mujeres; leyes que socialmente las encierran en el interior sofocante de los burka. Por no hablar --cuando digo que todo sigue igual--, de los señores de la guerra, líderes tribales que siguen haciendo sus negocios de siempre: opio, heroína, tráfico de armas. Así las cosas, vuelvo a la pregunta: ¿qué hacemos en Afganistán?