Algo les ocurre a los chicos. De un tiempo a esta parte se comportan de forma cada vez más extraña, por no decir más violenta. Aumentan cada día en los medios de comunicación las noticias de incidentes cuyos protagonistas son jóvenes furibundos y transgresores. Un día lees en el periódico que tres jóvenes han propinado una brutal paliza a Pepe Extremadura ; otro día escuchas en la radio que una pandilla de chavales encapuchados, casi todos menores, han apaleado a los jugadores de un equipo de fútbol, también jóvenes; el día siguiente te enteras por la televisión de que han detenido a dos muchachos acusados de violar a una chica de quince años y grabar la agresión con una cámara de vídeo, se supone que para darle difusión a través la red. Bandas de chicos que proliferan y se enzarzan salvajemente a navajazos en concentraciones nocturnas. Y ya no hablemos de los delitos contra el mobiliario público, esos destrozos en parques, cuyos columpios dejan de ser útiles a los quince días, esos guarreos antiestéticos con aerosol --que nada tienen que ver con los que realizan los verdaderos artistas-- aplicados ilegítimamente sobre cualquier superficie que se les pone por delante. ¿Qué está pasando con los chicos?

Quizá ese comportamiento sea la premonición de un negro futuro y nosotros, los adultos, no nos estemos dando cuenta, y lo achaquemos a que la juventud siempre ha sido así, díscola y rebelde. Pero no, esta juventud tiene un algo distinto, no es como las anteriores. Claro, que tampoco nosotros ayudamos demasiado enseñándoles que en este mundo nacen para competir, y deben ser unos verdaderos tiburones y ganar mucho dinero con el que comprarse un cochazo, como hizo su padre. Que viven en un país con un estado de derecho sietemesino que a veces hace aguas por todas partes y por tanto no tienen por qué temer a esa dama con ojos vendados llamada justicia. Que tienen derecho a la independencia y a una vivienda para ellos solitos, aunque coman todos los días en casa de papi, y mami les lave la ropa. Tantas cosas- ¿Qué esperamos? Quizá nosotros fuimos unos jóvenes modelos, pero como adultos dejamos mucho que desear.

*Pintor