Sacerdote

Si observamos nuestra ciudadanía y reflexionamos sobre todo en su forma de pensar y de actuar es fácil que nos preguntemos, ¿qué tipo de ciudadanos somos?, o, ¿qué tipo de ciudadano queremos ser?

En una sociedad que existe carencia de los valores esenciales: derecho a la vida, a la paz, a la justicia, e incluso a la libertad. Donde las teorías liberales de los ciudadanos es participar bajo el conocimiento de reglas, de normas y de derecho. Ante esta sociedad me pregunto: ¿Dónde está esa ciudadanía que sabe armonizar libertad y solidaridad, autonomía personal e integrada en comunidades cálidas, abiertas a la interculturalidad?

Creo que tenemos como meta la educación de la nueva ciudadanía. Ya decía I. Kant Unicamente por la educación el ser humano puede llegar a serlo. No es sino lo que la educación le hace ser .

Para dar respuesta al interrogante que anteriormente me hacía, necesitamos: cultivar el ejercicio de las libertades políticas y la participación, los derechos sociales y culturales, promover una ética de consumo, saber crear opinión pública, formar para convivencia con otras culturas y muy especialmente cuidar y desarrollar ese gen de apertura universal que el ser humano lleva dentro.

Unicamente con la educación es posible cambiar, porque educar es lograr que la persona sea auténtica y tome su vida en sus manos, es decir, sea responsable de sí mismo. Eduquemos para formar ciudadanos y ciudadanas verdaderamente cosmopolitas, promoviendo la preocupación y la acción en favor de la paz, el respeto de la naturaleza y la cooperación al desarrollo de todos los pueblos.