Poco antes de que los lindopulgosos convertidos en perrofuriosos humillaran a los españoles en sus representantes recelé del movimiento, y lo digo tan campante. Porque España es un país democrático, con un gobierno que, aunque tocado, debe gobernar sin complejos, proteger al débil, garantizar el orden y hacer que las leyes se cumplan. Con criterio, prudencia y fortaleza. Durante demasiados días, pese a la angustia heroicamente pacífica de los comerciantes de Sol y demás plazas emblemáticas, transigió por prudencia con las acampadas ilegales y esta fue entendida como cobardía. La frasecita de que "la policía está para solucionar problemas, no para crearlos" se me antojó una falacia cuando la ira santa, pacífica y razonada devino en asedio rasta y coacción desarrapada. Ahora se buscan culpables para la deriva salvaje, canalla, matonista y cruel. Eso pienso cuando leo cómo unos cuantos furiosos atacaron a un diputado ciego y con valor inquebrantable le arrebataban su perro lazarillo. Y cuando veo la cruz marcada, --los nazis grababan con una estrella de David--, en la nuca de un ser humano. Luego leo el último informe del gobernador del Banco de España proponiendo con lenguaje aséptico un ajuste enérgico pues existe "cierto margen" para reducir el salario de los funcionarios sobre todo "en los estratos de baja cualificación", y me sorprendo a mí misma queriendo escupirle. Pero no lo haré. Porque es inútil, contraproducente y está mal. Lo que hago es escribir humildemente por más que no me lea: ¿Pero dónde vive ese sujeto? ¿No se asoma a la calle? ¿No escucha el grito de los desesperados? ¿No ve al hombre joven al borde de las lágrimas, con la voz crispada de impotencia y desesperanza: Esto es para que no nos recorten más ? Deploro que hayan perdido la razón cuando era suya. Y les pido que crean que la palabra es un arma cargada de futuro. Que no dejen de hablar. Porque el estallido es animal y perder la calma es perder la razón. Que no busquen atajos indignos para mostrar su verdad. Les queda la palabra. Debería bastar con ella.