Open arms, significa brazos abiertos, no fronteras abiertas. El problema de los brazos, es quién los abre, cómo, cuándo y dónde, siendo este el menor de los problemas. El mayor de los problemas es hasta dónde, a quién, durante cuánto tiempo y qué haces cuando una vez abiertos, quieres abrirlos para soltarlos.

Imagino que a estas alturas, la mayoría estaremos confusos. De empatizar con el doloroso drama humanitario de los pasajeros del Open Arms, considerando héroes a sus marineros y víctimas a sus náufragos, a dudar de la legalidad de la misión y en consecuencia a su legal misión, según Carmen Calvo. Por descontado que las víctimas no tienen culpa, ni del barquito, ni de la ministra.

Qué mayor espíritu quijotesco y vendible no tendría España, ahora su presidente, que recoger a quién muere en alta mar porque huye de guerras, miseria y demás sin importarle leyes o fronteras. El problema de España es que sólo vemos al Quijote pero sin su Sancho Panza y el héroe verdadero no es el hidalgo caballero, es el otro. Se ve que alguno debe leer más las obras cervantinas que escuchar canciones de Julio Iglesias.

Ciertamente desconozco, igual que a día de hoy todos desconocemos, cervantinos o «julioiglesianos», si todos los migrantes del Open Arms, huyen de guerras, violaciones o miseria, si algunos sólo quieren entrar en una Europa de oportunidades por la puerta de atrás, o si otros intentan saltar las reglas migratorias, leyes europeas o estados, ordenanzas de salvamento marítimo, licencias y permisos, y se dedican a «trasladar» en vez de salvar, con lo cual sólo estaríamos alentando el horror más que evitándolo.

Quizás Sánchez, en vez de ser tan «audaz», debiera desde un primer momento, no ahora, haber emulado a Sancho Panza que, como en sus juicios, exigía saber y conocer, en este caso, de naúfragos y oenegés.

Sin embargo, y ya que acudí a Sancho Panza, sirva éste también para concluir, lo que seguramente yo hubiera hecho en caso de duda ante tal drama humano, aunque actuaría una vez resuelta: «Y esto lo diera firmado (la sentencia)…siendo Gobernador de esta Ínsula, que cuando la justicia estuviese en duda me decantase y acogiese a la misericordia, y ha querido Dios que ahora se me acordase, por venir en este caso como de molde.»

* Maestro