Mi abuelo, Juan Pedro Arroyo, primer alcalde socialista de Navalvillar de Pela, fue fusilado como consecuencia de la guerra civil. Mi padre, que aún vive, estuvo en el Campo de Concentración de Castuera, pasando después a campos de trabajo en Africa. A mi abuelo, al igual que a todos los que fueron fusilados en Navalvillar de Pela, en el año 1982, le buscamos en la fosa donde fue arrojado después de ser fusilado. Desde entonces, descansa junto a los demás, en el cementerio de mi pueblo. Nunca hemos insultado a nadie, nunca hemos odiado a nadie, nunca nos hemos metido con nadie. ¿Quién busca revancha?, ¿quién busca confrontación?

La Ley de la Memoria Histórica, únicamente servirá para cerrar heridas. Las heridas de las familias de los republicanos españoles que, todavía están tirados en las cunetas de España, y que en su día no fueron cerradas. En ningún caso, para abrir odios y rencores contra otros españoles. Nosotros, nunca hemos vivido con ellos.

José L. Arroyo Fernández **

Navalvillar de Pela